2- Como quien ve en el
horizonte su última oportunidad. Así salió Argentina a la cancha. Apostando a
la sobrexcitación lógica del arranque del partido, y a la lucidez de Banega y
Messi. Di María estaría bien abierto por la izquierda, Enzo Pérez haría de
interior cuando atacasen, y de auxiliador de Mercado al defender. Compactito.
4-3-3 en ataque, 4-4-2 en defensa.
3- La presión de los
primeros quince minutos nos hacía sonreír y recordar la labor de la selección
que estuvo en Brasil. Solidarios, responsables con los espacios, y promoviendo
el factor Messi. Porque todos. Absolutamente todos los que estaban jugando en
el césped de San Petesburgo intuían que Messi aparecería. Y apareció.
Ofreciéndose en las pequeñas sociedades, y oxigenando las construcciones con
descargas a los dos costados. Esta vez sí se conectó al diagrama ofensivo.
Junto a Banega y a Pérez. Los tres hicieron de la zona derecha su laboratorio
de ocasiones creadas.
4- Banega jugó con
esmoquin. Representando los grandes artífices de la mediacancha argentina de
las últimas décadas. Oliendo la necesidad, y ofreciendo mesura en medio del caos.
Porque esto es también el fútbol argentino. Una búsqueda constante de aquietar
la turbulencia y el caos. Ever fue lo que nos enseñó por allá en la Copa América
2016. Amo y señor de la zona 2, cuya función sería enlazarse con Messi. Y lo
encontró con un balón cruzado.
5- Nigeria mantuvo una estructura intocable en
sus tres partidos del mundial. Un equipo temeroso, hasta perezoso en los
primeros 45’, y luego otro más rítmico y ofensivo en las segundas partes. Musa
intimidó más en su verso previo al partido que en la cancha. Moses, anotó por
la vía penal, y tuvo que dedicar el resto de su participación a cooperar con la
línea defensiva. Un equipo que por más que se enfrente a Argentina en los
eventos grandes, siempre terminan perdiendo por un despiste ingenuo.
6- Los problemas
conceptuales de Argentina son profundos, y ahí estuvieron, y ahí estarán. En
los mundiales no se corrigen los daños profundos, se ajustan acorde al tamaño
del reto que se tenga en frente. Y Francia es un monstruo de cinco cabezas que
exigirá un nivel casi imposible de concentración y perfección. Griezmann no es
Musa, Obi Mikel no es Kanté, Moses no es Mbappé. Pero hoy Argentina cerró una
grieta vital. El estado emocional. Es imposible analizar el deporte de alto
rendimiento ignorando el lado humano. Y hoy la sonrisa de Messi. Las lágrimas
de Higuain y Di María deben ser el estandarte de la siguiente batalla.
7- Nunca antes se había
visto una persecución tan intensa contra una selección por sus propios
fanáticos, periodistas, y hasta dirigentes. La presión externa. El deseo de
muchos de ver fracasar a esta generación dorada, y los minutos de real peligro
de eliminación deberán fortalecer el carácter de un equipo que en este torneo no
cuenta con la solidez futbolística de hace cuatro años.
8- Y sí. Quizá por eso el
sábado pueda ocurrir una tragedia, pero hoy Argentina levantó un durísimo match
point, que les permitirá comenzar oficialmente el Mundial. Armani en el arco.
Banega gerenciando la zona 2, y Messi flotando entre Ever y Kun o Pipa. Esa es
la columna vertebral de una selección que no tiene nada que perder. Francia es
la gran candidata a llevarse el torneo pero: ¿Tendrá el suficiente peso
histórico como para lidiar con una pandilla que se siente cómoda danzando entre
la autodestrucción y la gloria?
Geoff Hernández R.