sábado, 7 de septiembre de 2013

¿Cuándo perdimos el rumbo?


1- El primer hachazo a la esperanza se dio al ver la alineación. Enfrentamientos ilógicos productores de desgracias. Cíchero obligado a luchar disparejamente contra Alexis. Seijas, destinado a verle el número y disfrutar de la magia de Valdivia sin tener las herramientas defensivas para detenerlo. Rondón y Josef empujados a la disociación. Solo iban a estar cerca en la hoja de anotación, porque en el campo, estarían en dos continentes distintos, y Arango, lejos estaría de ser protagonista.   No había que ser un filósofo entendedor del fútbol para vaticinar un chubasco sinfónico rojo. Sin temor a la crítica, lo de Chile fue un espectáculo de fútbol total. De magia. De solidaridad. Un concierto de fundamentos tácticos y técnicos que desnudó el lado más oscuro de nuestra selección. Viva Bielsa y viva Sampaoli por mantener un proyecto que con Borghi parecía hundirse en las lúgubres aguas de la miseria.

2-  Y es que el horizonte siempre será esa caja de pandora llena de misterios, y en el fútbol, la idea es la materia prima más exquisita del universo. Quienes adhieren a su ADN, un gen o patrón de juego, siempre tendrán más oportunidades de ganar que aquellos cuya base de trabajo es la arenga y la táctica fija.  Las emociones y sus consecuencias. Antes de la entonación de los himnos, Venezuela ya tenía dos goles en contra. Nos sentíamos inferiores. Incapaces de moverle los cimientos a Chile. Ese brillo en los ojos de nuestros jugadores después de la Copa América se disipó, como se disipó el modelo, la idea, las ganas de patear la historia. Ayer, nos tiñeron de cenicienta, y es que jamás se criticará la derrota – Por ser la síntesis del fútbol – Lo que se acusará sin piedad, es la involución. El cese de la ilusión. Hoy más que nunca, estamos lejos de un mundial.

3-   Jorge Valdivia es un ser superior, que brotó de la misma raíz de Fábregas, de Iniesta y Gerrard. Ayer estuvo inmenso. Omnipresente. A un escritor no le puedes dar una musa, porque te regala una novela imposible de olvidar. Eso hizo Valdivia, escudriñar en los demonios de Venezuela y cenarse todos los espacios dados por la zona de ruptura central y regalar un recital de calibre fino, que traspasará generaciones. (Y pensar que nació en Maracay). Vidal, Medel, Aránguiz y Vargas fueron galgos furiosos, sedientos de cuero, y de gloria. Por instantes parecía que estuviesen jugando 20 contra 11. Presión alta como estilo de vida. Ayer revivió esa ley inventada por Guardiola, la de los cinco segundos para recuperar el balón. El anticipo de la Roja aturdía, frustraba y obligaba a los vinotintos a regresarle la pelota. Alexis fue Alexis en una noche donde debía ser Alexis. Un dribleador nato. Asociativo por genética. Un finalizador creado para dar grandes emociones. Cíchero vio de reojo a su némesis lucirse en el Nacional.

4-  El partido llamaba a una lectura distinta. Hay que ser bien osado para apostar al protagonismo en Santiago cuando el orden defensivo iba a ser el camino para frustrar a Chile e intentar atacarlos con las armas habidas en el arsenal vinotinto. De atrás, hacia adelante, así hemos jugado desde hace tiempo, y es difícil explicar el porqué del cambio brusco en un partido tan vital. Luisma Seijas, solo sirvió para estorbar la zona de gestación. Ni generaba. Ni quitaba un balón. A Lucena, le producía alergia la pelota, y a quién no, si apenas al tocarla, ya tenías a dos leones vestidos de rojo oliéndote la sien. Cíchero, hace rato demostró que como lateral izquierdo es un gran defensa central, pero la testarudez es el vicio más difícil de erradicar del hombre. Vizcarrondo sin Amorebieta, es como Marcos Pérez Jiménez sin Pablo Estrada. Maestrico sigue con la lucidez intacta, pero cuando se le cierran los espacios, es un poeta sin musa, un pintor sin lienzo, un alma sin ideales. Todos los caminos llevaban a la derrota, y así ocurrió. 3x0. 

5-  “Cenizas de rosas”. Eso resta para nuestra selección en estas eliminatorias. El triunfo de Uruguay sobre Perú fue ese puñal que terminó de sepultar toda esperanza, y es que aún hay posibilidades matemáticas, pero las actualidades futbolísticas y los números, son dos universos totalmente distintos. Hoy no hay la brillantez necesaria para estar dentro de un bombo en el sorteo del Mundial Brasil 2014. La sinceridad duele, pero es el camino más genuino al crecimiento. Cuando se tienen elementos como Maestrico, Arango, Josef, Rincón – Aunque por su inmadurez no jugó ayer – Orozco, y Rosales, es imposible apuntar al revoleo excesivo y al miserable – Con el perdón de la expresión- pase largo efectivo como patrón de juego. Inaceptable. Están los materiales, pero también la ausencia de un arquitecto idealista.

6-  Las vestiduras blancas de la esperanza no pueden ser ensuciadas nunca por el lodo grisáceo de la injusticia. El gol anulado hubiese producido otro juego, como no lo hubiese hecho. El ímpetu del segundo tiempo ilusionó a un país que otra vez sale de un partido con el rostro bajo y el sueño en el infierno. Esta era está esbozando los últimos alientos, y la retrospección es lo que nos queda. Les invito a que me ayuden a responder este cuestionamiento que me cincela el alma y me corroe las articulaciones: ¿Cuándo perdimos el rumbo?


Geoff Israel Hernández.