viernes, 14 de noviembre de 2014

Dudas, Temores y Valdivia

   1- Primer test de alta jerarquía. Chile, la representación genuina del fútbol sudamericano. Ese compendio de jugadores abarrotados de talentos, de responsabilidad y liderados por un técnico que vive del fútbol artístico, de la poesía, de la correcta ejecución de los fundamentos en cancha, los mismos que los llevaron a sepultar a España en Brasil y a generar admiración del mundo entero. Ese es Chile, y ante ese equipo se enfrentó Venezuela. Cualquier matriz de opinión que ignore estas premisas nace del radicalismo y por lo tanto, es inválido.

2-     La idea ilusiona. Venezuela mostró dos caras. La que nos puede llevar al Mundial Rusia 2018 y la que tanto tememos, esa selección deprimida, que no logra dar el salto psicológico luego de encajar los goles. Ahí está el primer trabajo del nuevo CT. La fe es el motor del talento, y sin talento una idea no prevalece. La presión alta, la correcta cobertura de los volantes por las bandas y la excelsa participación de Mario Rondón produjo que la primera ocasión de gol en el partido fuese Vinotinto. A partir de allí, Chile entendió el planteamiento nuestro y todo fue a peor.

3-     Presionar la salida del rival te obliga a hacer un repliegue coordinado y a mostrar dominio en los relevos, y hoy Venezuela ni cerca estuvo de lograrlo. Lógico, apenas los automatismos van cocinándose. Y si esta será la carta que Sanvicente utilizará, varias piezas que iniciaron hoy, probablemente, no estén más adelante. ¿Por qué? Simple y sencillamente la condición física prevalecerá al momento de ejecutar la idea.

4-     Arango, Cíchero, Jiménez y González fueron los más desafinados. El capitán se encontró al frente una vorágine que lo llevó al vaivén de las coberturas y a una obligación defensiva que su actualidad no le permite cumplir. Flojo en las pelotas paradas. Cíchero, sigue siendo titular, porque no tenemos un lateral con fuelle en la actualidad. ¿Quijada? Podría ser. Mientras, esa zona sigue siendo una incitación al ataque del rival, las subidas de Gabriel solo le facilitaba el trabajo a un Valdivia que jugó como si mañana se fuese a acabar el fútbol. Exquisito. Alexis disfrutaba de la magia de Jorge, y secuestraba los espacios otorgados por Cíchero. Una repetición del partido de eliminatorios en Santiago. Los centrales dentro del desastre, manejaron bien sus zonas. No así los apoyos en las bandas.

5-     El peor error fue tutear a Chile y tener a Jiménez como cobertura en la banda izquierda. La jerarquía se respeta. Acosta intentaba pero no podía. La goleada termina siendo una respuesta lógica ante la anarquía de Venezuela. Chile te desordena, te frustra, te desnuda y te obliga a mirarte en el espejo. La zona media austral, interpretada por Aranguiz y Díaz dio un recital que tuvo como mayor logro romper cualquier circuito de asociación intentado por Arango y Jiménez. Y sin la pelota demostramos ser frágiles tanto en el fútbol como en la mente.

6-     Mientras el repliegue en las transiciones ataque-defensa sigan descoordinados y sin sentido, las bandas serán nuestro peor enemigo. Eso lo leyó Sampaoli y lo ejecutó a la perfección Jorge Valdivia. Él con el balón y Vidal con los espacios. Todos llegaban. Por dentro, por fuera. Isla hizo por su sector lo que mejor le gustaba, y es llegar a raya final y Eugenio, aunque no tuvo un partido bueno, atacó constante. Fueron superiores en todas las facetas que hubo en el partido.

7-     Faltó Salomón, Rincón, Rosales, Falcón, Guerra, Santos y Suárez. A eso, anéxenle la mejor noticia: Mario Rondón. Ese pivoteador nato que no le teme dar una mano a los volantes en la creación y menos darle la espalda al arco. Su altruismo potenciará a Salomón.

..y 8- Dentro de tantas dudas y temores, Sanvicente se enfrentará a su primera gran encrucijada: ¿Tendrá el coraje para descartar a piezas que no se adaptarán a esta nueva idea? De allí nacerá el éxito de este nuevo ciclo. Hoy la genética de lo perfecto superó al envión del iniciante.


Geoff I. Hernández

jueves, 30 de octubre de 2014

La libertad y los poetas muertos…

Era como transitar en un mundo anacrónico. Lleno de misterios, y de ejecuciones que se alejan del vaivén actual. Y eso no significa que esté bien o que esté mal. Porque la libertad se trajea de dificultades y de las dificultades nace la verdadera esencia humana. Esa pizca de originalidad que nos conlleva a buscar cualquier camino hacia el cumplimiento de nuestro destino. Porque, ¿Qué sería del hombre sin un destino? ¿Qué sería de la humanidad sin una razón de ser o estar? ¿Estará el mundo actual rumbo hacia una inevitable destrucción producto a la escasez de destinos? Quizá.

Lo que es irremediablemente irrefutable es que Neil Perry (Robert Sean Leonard) representaba al hombre libre y a la vez, atado a sus demonios y a los de sus padres. Libre porque entendió su llamado original. Libre porque descubrió su espacio en el universo, pero atado a sus debilidades, y es allí cuando la imperdonable fórmula del éxito te grita: “Si no tienes las fuerzas y los argumentos para destruir el temor, este te triturará, te hará añicos, y te obligará a huir”, y es que el temor si tiene una característica es poder eclipsar todos los dones y capacidades.

La sociedad de los poetas muertos es un regalo de la eternidad. Y esta generación no está preparada para entender todos los matices y las esencias que yacen acostadas debajo de cada plano, escena, y diálogo. Y no es culpa nuestra. Es culpa del radicalismo, ese proyecto que inició Luzbel en el cielo, y que teorizó Marx en la tierra. Porque hoy existen dos tipos de padres, los radicales en sus intenciones – Como el padre de Neil – y los radicales en su desinterés, los primeros intentan siempre utilizar a sus hijos como una continuación de ellos mismos, y no los ven como seres autónomos y llenos de sueños, sino, que terminan viéndolos como una segunda oportunidad para cumplir aquellas cosas que la vida les quitó, y los segundos, son más crueles aún, porque confunden la libertad con la anarquía, y un joven sin un líder se convierte en una presa fácil de la confusión. Y cuando la confusión reina, el desastre es inminente.  Y es allí cuando aparece en escena esos personajes que aunque no tienen los mismos rasgos sanguíneos, suelen ser la verdadera familia. Allí es cuando aparece, John Keating.

Keating es sinónimo del New World Order (Nuevo orden mundial), aquel pensamiento político instaurado en los Estados Unidos al finalizar la década del 1990, porque representa una amenaza a los intereses arcaicos. La originalidad va de la mano con la paz, y cuando alguien lleno de paz ingresa a un lugar, su presencia jamás pasará desapercibida. John llegó, se situó, atacó las raíces del mal, y promulgó un mensaje libertador y no hay que ser un historiador afamado para saber qué ha ocurrido en los lugares oprimidos cuando alguien llega con un discurso liberador. Y aquí no fue la excepción, Keating aplicó la tercera ley más importante en el comportamiento social, la ley de la influencia, fortalecida por la confianza, y es que eso necesita el mundo, hombres que desobedezcan las líneas de las generaciones anteriores y que sitúen sus conocimientos en actitudes para transformarlas en aptitudes y así sembrarles esa semilla a la generación que nace.

La sociedad de los poetas muertos es una incitación a la libertad, no la que nos venden los politiqueros actuales, sino, esa que cabalga libre como el viento en nuestros adentros, porque aunque el hoy se ensañe en alienarnos, la verdadera fuerza de la libertad siempre estará, escondida, pero siempre estará. Ayer, hoy y siempre tendremos la obligación de ser libres.


Geoff I. Hernández 

lunes, 14 de julio de 2014

Ecos que no volverán..

    1- Si tan solo hubiese entrado esa, Pipa. Si tan solo hubieses sido tú, Leo. Si tan solo la torpeza de Palacios se hubiese tomado un día libre. Sin tan solo. Lo más curioso de todo fue que el mejor partido de la Argentina llegó contra el rival más fuerte. Otra teoría acertada. Mientras más fuerte fuese el rival, mejor responderían. A ‘Los hermanos del norte’, no se les perdona, ni se les deja vivo. Te aniquilan si lo haces, y así ocurrió. Los alemanes terminaron exigidos al máximo y apelando a la frescura física para poder derribar un muro de esperanzas y de buen funcionamiento liderado por el eterno Mascherano. Gotze. De no ser nada ni nadie, a serlo todo. 

2-    La lesión de Khedira lo cambió todo. Alemania sin el ‘6’ es otra máquina no tan perfecta. Kroos fue el que más sintió la ausencia de su socio. Tomó responsabilidades más altruistas, realizando movimientos que liberaran a un imperial Schweinsteiger, que fue el héroe del día. Toni no tuvo espacios. Toni no participó. Bastian lideró a ‘Los hermanos del norte’, se trajeó de Muller, y se convirtió en Capo. Los hizo jugar a todos, desnudó a Rojo y a Biglia. Él solo. El culpable de la paciencia teutona fue él. Partido que jamás olvidará.

3-    Sabella quedó eliminado hace tiempo en este Mundial. Sus decisiones desdeñaron la esencia y lo que pedía el partido. Las emociones terminaron por reemplazar a la lógica, y esto se paga con sangre en una final. Lavezzi dictó cátedra en 45’. Tomó el legado de Di María. Intentó ser introducción y nudo, dentro de un equipo que sin Ángel, no es lo mismo. Metió, apretó, regateó, apoyó al marcador de punta derecha, y le incomodó la vida a un Hummels que no le costó un gol a Alemania de milagro. La excusa de querer ganar el partido en los noventas es una demostración de lo lejos que está de ser un genio. Esa nadie se la cree, Sabella. Era Lavezzi hasta el final. O Tévez.

4-    Messi se sacrificó él mismo por el equipo. Nunca puso el deseo personal antes del triunfo colectivo. Al carajo seguramente mandó el MVP del torneo. Él no quería eso. Él quería ganar. Hacer historia. ¿No me cree? Revise el punto de partida de Leo. Siempre tenía que saltarse dos y tres líneas con cuatro leones trajeados de blanco a su alrededor. Mordiéndole el alma. Pellizcándole el espíritu. Leo fue tan noble que evitó el camino que probablemente lo hubiese glorificado a él. Mantenerse juntito a Higuain y esperar alguna chance frente al área. No lo hizo. Jugó para el equipo y a la luz de la verdad, no muchos hicieron esto en el Mundial. Me niego a dudar de ti, Leo. Volverás, sé que volverás.

5-    ‘Los hermanos del norte’ eran superiores, pero en el Maracaná no lo fueron. Las espaldas de sus laterales casi los liquidan. Boateng terminó siendo un omnipresente maravilloso. Un clutch. Un cerrador. Un protector del genio que mide casi dos metros y está en la portería. Ozil inició divino y luego se diluyó entre tanta garra por el medio. Agüero, lo único que hizo bien, fue referenciarlo a Schweinsteiger en los primeros quince minutos del segundo tiempo. A partir de allí, todo se le hizo más espeso a Alemania. Y allí es cuando hay que aplaudir el gen de Guardiola en este equipo. Pacientes elaboradores que no le temen al tic del tiempo. Aprovechaban cada espacio y reformulaban cuando tenían que hacerlo. Cero rigidez. Todos se movían. Todos trabajaban. Y por eso. Todos ganaron.

6-    Fue penal sobre Higuain. Debió ser expulsado Mascherano. Rizzoli influenció en el partido. Pero más influenció en Argentina las formas como llegaron a esta final. Dependiendo plenamente de un chico que tuvo que emigrar para poder desarrollarse. Messi. Porque no lo querían. Espejismos ilusorios vivió la selección. Un trofeo hubiese sido una bocanada de aire por varios años más para los indolentes que lideran la AFA, los mismos que extinguieron el semillero, por tanta corrupción, e ignorancia. Da la sensación que apenas empieza la tragedia. Cuando se mira por encima del hombro de Messi, Kun, Pipa y Di María, no se observa a nadie detrás. No hay generación de relevo. Y duele. Porque tanta maldad producida por los políticos de la AFA en algún momento iba a dar sus frutos. Argentina está en caos.

7-    Esta Alemania es la antítesis. La demostración de que la constancia y el buen trabajo siempre ganará. Hombres expertos en fracasos que hoy besaron la gloria. La idea de que esta era su última oportunidad – Lahm, Bastian, Klose – los potenció al máximo. Y en diferencia con el gris futuro de la Argentina, Alemania tiene una fábrica que no cesa de producir grandes jugadores. La revolución fue interna. En las bases. Transformaron todo con la plena intención de dominar el mundo. Y lo lograron. Trabajaron casi siete años sobre una idea y casi la lesión de Khedira lo desordenaba todo. Aunque no lograron acostumbrarse al caos, tuvieron los recursos necesarios para ganar.

… y 8- Tan cerca y a la vez tan lejos. Argentina demostró ser el campeón mundial en el instinto de supervivencia. Y casi le es suficiente para derrotar al gigante. Fueron transcendiendo en el torneo sin temor, sin ínfulas ni complejos. Entendieron sus debilidades para afincarse en las virtudes. De no ser por esa máquina perfecta que ejecutan ‘Los hermanos del norte’, podría haber sido todo distinto. Todo lo que diga no sanará la herida de 40 millones de argentinos que deseaban la gloria. De una u otra manera, el final demostró que la coherencia siempre vencerá a la improvisación. Alemania, los nuevos reyes del mundo. Sin nada que reprochar.

Geoff I Hernández.        

miércoles, 9 de julio de 2014

Orgullo, Pasión y Gloria...

   1- Detenerse en el análisis por un momento y sonreír, porque el fútbol ha demostrado una vez más que los números, las letras y los matices previos al pitazo inicial son solo eso. Intangibles intranscendentes. Porque lo que se logra con el corazón, ni el más perfecto de los sistemas táctico lo puede romper. Argentina es la ilusión de un sueño atrasado. Es la esperanza de 40 millones de personas que están fatigados de tantos fracasos, de burlas y de ver cómo al mejor jugador de la historia se le alejaba la cita con el destino, pero la justicia, ese ángel celestial que aunque muchos duden de él, existe, le regaló a esta generación una oportunidad única, de enfrentarse a la perfección e intentar coronarse como reyes del mundo.

2-    Mascherano es la representación del pueblo latinoamericano. Su orgullo, su coraje, su limpieza en los movimientos y sobre todo, su don inefable de corregir cada micro fallo que tengan sus compañeros lo hace un héroe. Jamás en la vida se podrá olvidar esa barrida milagrosa sobre Robben casi finalizando el partido. La línea invisible entre la gloria y la desgracia. Esa es la síntesis de una Argentina que sin él no tendría sentido. Se encargó de fusilarle la vida a RVP, de ser escudo de los marcadores de punta cuando las situaciones del juego lo exigiesen, y de ejecutar con precisión los primeros pases. Con él a la cabeza es imposible no mantener la ilusión hasta el final.

3-    Holanda se estrelló contra un espejo. Argentina la frustró con los mismos elementos que los habían llevado a esta instancia a los europeos. Orden, solidaridad, ruptura y solidez en defensa. El tridente de la gracia lo intentó desde cualquier zona. Por derecha, por izquierda, por el centro. Todas nulas. Lo único que veían al alzar la mirada era a unos galgos sedientos de gloria trajeados de albiceleste. Agrupaditos, ordenaditos y fieles a la atmósfera del partido. Y tanto fue así, que el más lúcido de los once holandeses fue Vlaar. Esa versión mejorada de Jaap Stam que le pasó por encima a Messi y a cualquiera que intentara secuestrar su zona. El único que logró vencerlo en la individual en todo el partido fue el Gran Higuain. De allí nació la más clara para la Argentina en todo el partido. Es curioso que te asesinen con el arma que tú mismo creaste. Van Gaal no pudo. Robben, menos.

4-    Hay que ser un irresponsable para catalogar como aburrido esta cátedra táctica y casi de ajedrez que se vivió en Sao Paulo. El que se equivocaba perdía. Ninguno se equivocó. Un festival en las correcciones. Las semifinales y finales se juegan de esta manera. Las pulsaciones siempre por encima de los 120 y la ilusión como motor principal. El destino no se cansa de participar y de fijarse en el notorio el sello que tienen los holandeses en sus espaldas. Acostumbrados a ver cómo la Gloria siempre se le escurre entre las manos en el último suspiro.

5-    Sabella perdió su partido. La inclusión de Agüero y de Palacios fue lo peor que le pudo pasar a la Argentina en la recta final del match. Sacar a la versión más lúcida, correcta y ambiciosa de Higuain fue un error. Agüero se encargó de ralentizar las transiciones que intentaban crear Masche y Messi desde la zona media, y perdió todos los enfrentamientos contra los centrales. Palacios fue un manojo de nervios, de imprecisiones y de insensibilidad al momento de ejecutar. Tuvo para llegar al cielo en el 118’, pero cuando la semilla del temor está sembrada en tu subconsciente, la grandeza sale corriendo hacia otro lado. La toma de decisiones lo es todo. Al final los dos terminaron siendo cambios emocionales que casi trastornan la esencia de la batalla.

6-    La postal del hijo de Robben llorando desconsoladamente me rompe el alma. Siempre será un misterio entender por qué algunos jugadores están sentenciados a no ser protagonistas de la historia. Arjen tuvo el Mundial de sus sueños. Libre de lesiones. Lleno de confianza. Sintiéndose pilar de este clan. Pero se topó con la Argentina de Mascherano, y Romero. Hoy no fue de Messi. Quien de forma increíble hizo casi todo mal. Robben dejó todo y se fue sin nada.

7-    Que nunca más se vuelva a hablar de esta Argentina como un puñado de velocistas anárquicos que solo quieren pasarle la pelota a Messi. Cuatro partidos de seis sin recibir goles lo confirman. Hay que tener personalidad y amor propio para entender que ordenarte en el fondo era el camino viable hacia el campeonato, lo que significaría también, ponerlo a Messi y a Higuain en el campo de batalla siempre en inferioridad. Leo se fastidia, y se hace el descuidado. Sin espacio no quiere nada. Deambula, y luego existe. Se retrae porque sabe que el domingo será un guión distinto. Esta Argentina es esfuerzo, y humildad. Demichelis, el rey de la anticipación. Lucas Biglia, el socio del Jefe, y Rojo. Ellos son los héroes anónimos.

…y 8- Nadie creía en ellos. Todos apostaban a la caída del ‘Clan de la fe’. Se mantuvieron. Minuto a minuto. Partido a partido. Enamorándose de las carencias, y fortificando sus fortalezas. Al final lo que la gente recordará será si ganaron el campeonato o no en el Maracaná. Así de cruel es nuestra sociedad. Pero lo que han entregado esta generación es imposible de olvidar. Desde Romero hasta Messi. Todos son protagonistas de este sueño. Y al frente tienen el último escollo hacia la eternidad. Los perfeccionistas alemanes. Los favoritos. ‘Los hermanos del norte’. Pero jamás lo dejaré de decir: con Messi todo es posible.


Geoff I. Hernández

martes, 8 de julio de 2014

Entre la soberanía y la destrucción...

   1-  Porque jamás en mi vida vi algo tan maravilloso. Un acontecimiento que solo el transitar de los años podrá descifrarnos lo que realmente ocurrió. Soberanos y señores, así se plantearon ‘Los hermanos del norte’, fieles creyentes a una evolución que viene in crescendo desde las bases de las derrotas, y que fundamenta su esencia en la perfección, en la necesidad de superar los límites de la competitividad y en la firme intención de adueñarse del Mundo. Resta un solo paso. Aniquilaron y trituraron sin piedad a la historia y a toda una nación, que en sus adentros se conocían inferiores pero que jamás, ni en sus más tétricas pesadillas, imaginaría sentir en sus pieles el fuego de la destrucción.

2-     Toni Kroos y Sami Khedira, los arquitectos de lo perfecto, de lo sublime, de lo increíble. Secuestraron el mediocampo sin pedir rescate alguno, sacaron el cuaderno de apuntes y le dieron una lección de lucidez y de correctas toma de decisiones a un pobre Fernandinho que solo corría y corría y lo único que veían sus ojos eran el ‘6’ y el ‘18’. Kroos levantaba la cabeza y percibía el caos brasileño, cuando le cedes espacios a un asesino como Toni, todo está perdido. Jugó a placer. Yendo, viniendo, permutándose, orientando al equipo, y multiplicando los esfuerzos de Khedira. Entre los dos firmaron una sinfonía que Keamen y Mozart con seguridad celarán. Las ejecuciones son el resultado del pensamiento. Y el pensamiento nace con la convicción y el conocimiento pleno de tus habilidades.

3-    Efecto Thiago Silva. Sin él, nada tuvo, tiene o tendrá sentido en esta selección de los imperfectos indolentes. Su imprudencia frente a Colombia fue el génesis de la desgracia ante Alemania. Tiene un don. Es el único que puede domar los demonios de David Luiz. Lo detiene, lo toma por el cuello, y cuando parece desviarse, con un grito lo regresa a su posición. Es mucho más culpable Thiago que Fred por este homicidio. Después del cuarto gol de ‘Los hermanos del norte’, vimos el núcleo del caos, del desastre. Ninguno de los intérpretes de zona 1 y zona 2 respetaba su espacio. Estaban anestesiados moralmente, al borde de la cornisa y con ganas de saltar. Veían al horizonte como si quisiesen regresar o adelantar el tiempo. Asfixiados por un inclemente ejército blanco – vestido de negro -  que sin misericordia recordó cuáles son sus intenciones. Al carajo el escenario, la gente, la historia. Brasil terminó la primera parte suplicando por piedad. Muller, El jefe, solo negó con la cabeza.

4-    Cuando se busca una explicación sobre lo ocurrido, hay un largo periodo de silencio. Y es lógico. Son muchos los factores que venían agrupándose – Sobre todo la injusticia – y esperando el momento correcto para actuar. Es imposible que la arenga sea suficiente para adueñarte del Mundo. Maradona hace cuatro años lo entendió, y lo curioso fue que ‘Los hermanos del norte’ también fueron los verdugos de aquella Argentina indolente. El fútbol es más que eso. Es evolución, es retarte y tener el coraje de cambiar, porque si no cambias te extingues. Alemania ha sobrevivido al cambio. De ser los reyes de las transiciones, hoy se convirtieron en una bestia de mil rostros. De elaboración. De transición. De verticalidad. De responsabilidad, pero lo que más enamora de estos ejecutores, es su eterna pasión con la competitividad. El grito de Schweinsteiger a Ozil luego de errar el 8-0 es la síntesis de esta Alemania.

5-    Neymar es un escogido. Cuando Dios lo creó en sus planes no estaba vivir esta desgracia. Aunque desde afuera a veces duela más. Él tendrá que apurarse en crecer en esos pequeñitos rangos que le restan para llegar a su plenitud. Ajustarse el cinturón en la capitanía emocional y levantar a toda una nación que está de rodilla y que verá, probablemente, a uno de sus dos más grandes enemigos levantar la Copa frente a sus ojos. Tan cerca pero tan lejos. Scolari jamás entenderá el nivel de lo que produjo. Lucas Moura, Joao Miranda y Filipe Luis, hubiesen bastado para evitar tanto derramamiento de sangre. Su necedad fue su condena. Del infierno tendrán que surgir. La historia siempre los respaldará. Y con seguridad lo harán.

6-    Veloces,  capaces, polivalentes, audaces y elegantes. Eso son ‘Los hermanos del norte’. Te exigen, van al máximo. Piensan en cada movimiento antes de ejecutarlo, y de allí nace su éxito. Respetan cada centímetro en la cancha y el egoísmo hace rato que está tomándose una cerveza en las frías calles de Dortmund. Responsabilidad y talento. Aprender de los errores, y multiplicar las virtudes. Hoy no hay explicación táctica, solo un homenaje a una selección que disfruta, vive y siente cada fundamento dentro de fútbol como si fuese suyo. Y a los que creen que la justicia no juega a la pelota, ahí estuvo el gol de Klose. A Ronaldo. En Brasil. Él comentando. Cual cuento de hadas. Chapeau!

…y 7- Yacen sentados los once guerreros, firmes como los molinos de viento. Esperando la hora. Pasaron doce años desde la última vez que vieron tan cerca la gloria. El paso más grande de todos. Maracaná. Limpian sus espadas y afinan sus trompetas, porque el final solo llega cuando la victoria es inminente. ¡Qué vivan ‘Los hermanos del norte’!


Geoff I. Hernández

sábado, 5 de julio de 2014

Antagonistas de la perfección..

   1- Lo anticipábamos en la nota ‘Asesinos de la agonía’, Lucas Biglia sería el antídoto para el caos que se creaba al momento de compactar el bloque defensivo en el mediocampo albiceleste. Facilitándole el trabajo a Mascherano. La inclusión del volante, y la del Micho por Fede, mostraría un rostro totalmente distinto y necesario para una Argentina, que a trompicones, circunstancias, y aprovechamientos de detalles, está entre los cuatro más grandes del Mundo. A partir del orden llegaría todo, lo dijo Sabella, y eso ocurrió. Higuain, revivió, y se cargó a un Kompany que cuando debe enfrentarse al uno contra uno y a las expansiones de los espacios amplios, deja de ser un superdotado. El Pipa está, y cuenta. Con espacios asesina, ante cerrojos, le cuesta. Lee Sabella.

2-    Hoy vimos la parte oscura de Bélgica. Su inocencia en esta instancia se notó y en demasía. Doy un golpe a la mesa y le añado la culpa a Wilmots, más que a sus jugadores. Es verdad que el técnico no ejecuta, pero sí tiene la obligación de obturar todos los caminos y recrear las circunstancias que hay en un partido, para explotar al máximo las cualidades de su plantilla. No lo hizo. Desperdició el inicio de una hermosa generación. Wilmots fue el sector más débil de Bélgica, tanto como Witsel y Fellaini. Ningún pasador europeo tenía el mínimo conocimiento de donde estaba su compañero, mientras levantaban la cabeza para ubicar a uno de los suyos, Mascherano y Biglia le rompían cualquier circuito asociativo. Al final terminaron arrimando a la Argentina, a través de la desnaturalización de su esencia. El revoleo grosero y la apuesta plena al error del rival. Una estupidez, cuando tienes a Fellaini, Mertens, Hazard y Witsel en tu zona de elaboración.

3-    Argentina abraza la sabiduría. No le tiene temor a defenderse con repliegue y menos al despliegue. Entiende que no está para la perfección y a partir del reconocimiento de las estaciones existentes dentro de un partido nace todo su éxito. No brilla como el sol, ni enamora como Dylan, pero basta que erres una vez, y aparezca el todopoderoso Messi, y te inicie la jugada correcta y te lea el espacio perfecto para asesinarte. Esto es Argentina, un conjunto de elementos entendidos y creyentes a una filosofía que parte del esfuerzo más que de la estética. Y aunque sigan lloviendo las críticas hoy están en la semifinal.

4-    La lesión de Di María le quita la introducción y el nudo a esta Argentina. Se desgarró. No va más. Maxi Rodríguez era el cambio lógico. Pero la lógica sigue siendo secundaria para Sabella, y lo añadió a Enzo Pérez. De brillante presentación. Junto a Lavezzi le taparon la salida a Alderweireld y eliminaron del partido al flojito Mirallas. Es una cuestión de esfuerzo. Los recorridos del Pocho eran de lateral-delantero y no de volante-delantero como se esperaba. José María Basanta también agradeció el altruismo de Lavezzi y Enzo. Basanta estuvo correcto. No tan incisivo en ofensiva como Rojo, pero al superponer las marcas, nunca falló una. Protegió la punta izquierda con su vida, y lo potenció plenamente a un Micho que no volverá a ver la banca en el resto del Mundial.

5-    Fue el partido más cómodo hasta el momento para Argentina en el Mundial. Se retrasó porque era el plan,  no hubo frustración porque la el guión del partido estaba bien repasado antes del pitazo inicial, y terminaron pidiendo la hora, porque aunque entregaron muy poco en ataque, se creyeron que lo podían aguantar. Fe. Jugaron con fuego, pero salieron adelante.

6-    Ezequiel Garay fue el man of the match. Multiplicado, entregado, con los sensores de ubicación en perfecto estado. Por arriba sacó todo, por bajo con estética y sin estética se encargó de facilitarle el trabajo al terror Romero. Si terminan siendo los Reyes del Mundo tendrán que hacerle una estatua en el Monumental y otra en La Bombonera. El vivo ejemplo que a partir del esfuerzo y la concentración nace todo. Hasta la ilusión de ser de los mejores cuando en realidad no lo eres.

…y 7- Enamorarse de las carencias. Multiplicar las virtudes. Mantener la fe intacta y reflejar en la cancha que en estos torneos la concentración y la definición lo son todo. La Argentina de Messi, sin oler a perfección, se sacudió los demonios y entró en el cuadro de honor. La gloria está muy cerca, como para rendirse.


Geoff I. Hernández

viernes, 4 de julio de 2014

Héroes y Villanos

    1- Un guión distinto. Una atmósfera infernal y un empuje tan grande como el furor de 65 mil brasileños en el Castelao bastó para demostrarle a Colombia que en los momentos de élite son muchas más amplias las variantes que se necesitan para salir airosos. Que el fulgor cafetero en el último cuarto de hora, y la cobardía de Scolari al momento de finalizar los partidos, no eclipse la enorme presentación de una Brasil que ya se familiarizó y conoció a profundidad sus debilidades y que está determinada a superarlas y alcanzar el reinado del Mundo con sus fortalezas. Hoy en Fortaleza mandó el que mejor jugó, y ese fue Brasil.

2-    La intensidad es el recurso más claro que la pentacampeona tiene, y contra Chile, lo entendió Scolari. Dos decisiones marcaron el rumbo de la batalla a su favor, la inserción de Maicon y sacarlo a Fred de esa jungla que estarían preparando Yepes y Zapata y arrojarlo a la libertad. Alves no debería jugar más. Maicon demostró que no es necesario ser el marcador de punta virtuoso de los ayeres, con un vaivén exquisito, para otorgar seguridad y responsabilidad en la marca. Que precisamente era el principal problema de Brasil. Las espaldas de Alves y su cercanía con la desgracia. Y Fred, tuvo un primer tiempo divino. Se encargó de desacomodar la línea defensiva y obligar a Carlos Sánchez a retrasarse. El peor de todos, tuvo su buen momento. El fútbol es más que gol y barridos. Es ubicación y desubicación. Hoy Fred empujó a Colombia al desorden y eso también se valora.

3-    La intención de Pekerman al ingresar a Guarín en el doble pivote era manejar mejor la pelota y entregarle plenamente la zona de destrucción a Carlos Sánchez. Se suponía que junto a James y Cuadrado, se armarían los triángulos y los circuitos al momento de elaborar. Era lo lógico. El detalle estuvo en que Fernandinho y Paulinho resucitaron de las cenizas. De ser un par de fenómenos estorbadores, se convirtieron en figuras de ajedrez orquestadas a la perfección. Fernandinho fue la sombra de la versión más triste de James, y es que Colombia sin James, es como un verano sin sol. Paulinho tenía la obligación de saltarse líneas y de añadirse al ataque por la izquierda, es decir, la banda del peor jugador del partido, Camilo Zuñiga – Y va más allá de la cobarde lesión a Neymar – por allí, Brasil lo trituró a Colombia, y ni siquiera cuando Sánchez iba con la manguera a intentar apagar el fuego lo lograban. Hulkie, Marcelo, Neymar y Óscar, disfrutaron de una autopista, una pradera en paz y sin oposiciones, y de allí nace el gol de Thiago Silva. Ospina terminó evitando la catástrofe en los primeros 45’, si hubiese terminado 4-0, realmente no pasaba nada.

4-    La fe es el motor que empujará siempre a la ilusión, y la ilusión es el resultado final de un montón de trabajo previo. Hoy Colombia – Exceptuando los divinos quince minutos finales – envió al traste el trabajo hecho en instancias previas, y en realidad fue más mérito de Brasil que desmérito cafetero. Los primeros 65 minutos no existieron para Colombia. Esperando la rebeldía genética de Cuadrado o la magia de James. Nada más. Ibarbo se trajeó de tapador. Teófilo destruido en ataque por dos mega fieras que están en un nivel superlativo (David Luiz y Thiago Silva), y un James Rodríguez que solo vio su renacer cuando las piernas a Brasil no le permitieron seguir con la presión asfixiante. Voy más allá, no hubo fe en Colombia y lo pagaron muy caro.

5-    Velazco Carvallo, demuestra el déficit de buenos árbitros a nivel Mundial. Malo. Increiblemente malo. Terrible en la toma de decisiones, maestro en evitar la fluidez de juego y sobre todo, adicto al peor vicio que puede ejercer un árbitro, igualar una injusticia con otra. Debió expulsar a Julio César y a Zuñiga. Y repartir otro festival de amarillas. Ni lo uno, ni lo otro.

6-    Los últimos quince minutos de Colombia fueron un terremoto de fútbol. Aún angustiados con el 2x0, tenían la capacidad para jugar con fundamentos, y aprovechar la mayor cantidad de espacio que el cansancio brasileño les otorgaba. James fue el arquitecto. El mismo que estuvo deprimido por la grandeza de Fernandinho y Paulinho ,se liberó y se cargó al hombro a una nación que casi hace la heroica. Pero hubiese sido injusto. Carlos Bacca entregó más solvencia en definición y en desmarques de rupturas, que lo que hizo Teófilo en todo el campeonato. El partido desde el minuto 55 pedía a Juan Fernando Quinteros, pero Pekerman no lo vio así. Quizá el temor de la contra brasileña, quizá el resquemor de la indecisión. Quizá. Lo único claro fue que al añadirlo al campo, todo cambió. Y para mejor. Y allí es cuando me afinco, que la ausencia de fe y de intenciones claras fue lo que sepultó a la versión más valiente y respetada que he visto jamás de Colombia. Lo mejor para ellos es que en menos de doce meses hay participación oficial, y que la base de esta generación la lidera un mago de 22 años, y de un futuro incalculable. Para ti el honor, James Rodríguez.

7-    …Y al final, Brasil no gana partidos, supera batallas. No es un Mundial lo que se juegan, es una guerra la que viven. Sin Neymar Jr y sin Thiago Silva, el horizonte se ve gris. Solo el coraje de unos convencidos guerreros podría superar esta tempestad. A lo lejos se ve un resplandor, blanco como el cielo en marzo, un ejército se acerca. Huele a sangre. Son ‘Los Hermanos del Norte’.

PD: ¡David Luiz ha hecho una maravilla desde la pelota parada y Thiago Silva una estupidez recibiendo la amarilla. Dos genios creados el uno para el otro!


Geoff I. Hernández

martes, 1 de julio de 2014

Asesinos de la agonía..


(Para De Fútbol Somos - Buenos Aires) 

  1- Las dudas jamás dejarán de estar. Malgastan sus energías aquellos que vitorean a los cuatro vientos las necesidades de buscar esquemas, romper al equipo y hallar la perfección. Imposible, no hay tiempo.  El plan desde ahora es recuperarse de esta batalla y asentarse en la fe, en Messi, en Mascherano y Di María. Algo dejó muy claro esta agonía extrema de Argentina: cada vez son más equipo. Las corren todas. Los relevos van desde Higuain hasta Romero. Rojo, sigue haciéndolo todo perfecto por la izquierda – Cuanto pesará su ausencia en cuartos – y Zabaleta entendió que a partir del orden defensivo desde su zona, los volantes tienen más libertad en temporización. No deslumbran, pero ilusionan. Y es que al final: ¿Quién ha podido transitar sin sufrimiento en este Mundial de los insurrectos?

2-    Mascherano el secuestrador del círculo central lo gritó luego de sonar el pitazo final de los noventas: “Vamos, carajo, hay que ir hacia adelante. Hay que hacer historia”. Y el detalle está en que él está siendo actor principal del transitar de la Argentina. Su omnipresencia en recuperación, su intención de circular la pelota, y la capacidad de corregir hasta un estornudo del torpe Gago y del ofensivo Di María lo engrandece aún más. Bahremi intentó crear juego por el medio, pero se frustró. Se alejó de la zona de Mascherano y prefirió marcar un encuentro mucho más defensivo. Javi sigue siendo el cronómetro que mide y medirá el tiempo de participación para esta Argentina en Brasil.

3-    Suiza interceptó hasta el oxígeno argentino en San Pablo. La previa guiaba a una hecatombe en los defensas centrales, pero Djourou se encargó de acallar a los profetas del desastre. Por arriba sacó todo. Fue una de las tres estampillas que tuvo Messi en la espalda en todo el partido, relevó la zona de Rodríguez cuando se desprendía por la izquierda y potenció a Fabian Schaar. Xherdan Shaquiri, batalló los 120 minutos contra el peor enemigo que podía enfrentarse, la soledad. La indolencia de Drmic llenó de ira a Shaquiri, quien creó más ocasiones él solo que toda la Argentina en conjunto. El mejor de los helvéticos fue Xhendar, quizá está en el lugar incorrecto, y en la parte de la historia que no debe, pero por instantes destella las formas de un jugador que nunca será. Quizá, como siempre, yo esté errado.

4-    Lavezzi y Messi vieron transformados sus guiones antes de la primera media hora de juego. Mascherano fajado contra Behrami y Mehmedi aprovechándose de eso para trepar por la izquierda, le dio por diez minutos el dominio de la zona media a Suiza, lo que empujó al pocho, responsable y empático, a irse a volantear. Messi lo emuló, y se estancó más de lo necesario en ese sector – Más mérito de Suiza que desmerito del ‘10’- . Higuain jugaba de espalda al arco y pivoteaba hacia las bandas, donde Zabaleta no insistía tanto porque Di María se había asentado a perfil cambiado y por el otro lado estaba un Rojo encendido y constante en el ida y vuelta. Era todo un reto a la paciencia y a la perseverancia el juego.

5-    En defensa mejoraron y todo esto fue producto al volanteo de Lavezzi y la perfección de Mascherano. Fede Fernández y Ezequiel Garay estuvieron correcto, mas no geniales. Hicieron lo justo. Cuando todos entienden que la mejor forma de defender es atacar y que la posición de donde parten debe ser el lugar a retornar luego de perder la pelota, la recuperación se hace instantánea y simplista. Así lo hicieron y pudieron adueñarse del balón. La correcta utilización del recurso de la posesión es otro tema. Hoy desmejoró. Fernando Gago sigue siendo el culpable. Lucas Biglia en solo veinte minutos, dio más fútbol de lo que ha dado Gago en todo el Mundial. Es cuestión de percepción.

6-     Di María se cansa, como todos los demás. El problema es que en el fútbol el cansancio es una actitud, y eso lo sabe muy bien, Di María. Heroico partido. Acostumbrado siempre a ser introducción y nudo en esta selección, hoy la vida le dio el regalo de ser también desenlace. Y que al final con Messi sigue siendo todo posible.

…y 7- Un paso más. Un escalón menos. La historia comienza a verse en el horizonte. De Bélgica o Estados Unidos saldrá el siguiente rival. Las milésimas de segundos. El latido en la garganta. El suspiro de toda una nación y la lucha de 23 hombres que quieren firmar el inicio de algo gigante. Hoy Argentina está entre las ocho mejores del Mundo.


Geoff I. Hernández.