1- Si tan solo hubiese entrado esa, Pipa. Si tan solo hubieses sido
tú, Leo. Si tan solo la torpeza de Palacios se hubiese tomado un día libre. Sin
tan solo. Lo más curioso de todo fue que el mejor partido de la Argentina llegó
contra el rival más fuerte. Otra teoría acertada. Mientras más fuerte fuese el rival,
mejor responderían. A ‘Los hermanos del norte’, no se les perdona, ni se les
deja vivo. Te aniquilan si lo haces, y así ocurrió. Los alemanes terminaron
exigidos al máximo y apelando a la frescura física para poder derribar un muro
de esperanzas y de buen funcionamiento liderado por el eterno Mascherano.
Gotze. De no ser nada ni nadie, a serlo todo.
3- Sabella quedó eliminado hace tiempo en este Mundial. Sus
decisiones desdeñaron la esencia y lo que pedía el partido. Las emociones
terminaron por reemplazar a la lógica, y esto se paga con sangre en una final.
Lavezzi dictó cátedra en 45’. Tomó el legado de Di María. Intentó ser introducción
y nudo, dentro de un equipo que sin Ángel, no es lo mismo. Metió, apretó,
regateó, apoyó al marcador de punta derecha, y le incomodó la vida a un Hummels
que no le costó un gol a Alemania de milagro. La excusa de querer ganar el
partido en los noventas es una demostración de lo lejos que está de ser un
genio. Esa nadie se la cree, Sabella. Era Lavezzi hasta el final. O Tévez.
4- Messi se sacrificó él mismo por el equipo. Nunca puso el deseo
personal antes del triunfo colectivo. Al carajo seguramente mandó el MVP del
torneo. Él no quería eso. Él quería ganar. Hacer historia. ¿No me cree? Revise
el punto de partida de Leo. Siempre tenía que saltarse dos y tres líneas con
cuatro leones trajeados de blanco a su alrededor. Mordiéndole el alma. Pellizcándole
el espíritu. Leo fue tan noble que evitó el camino que probablemente lo hubiese
glorificado a él. Mantenerse juntito a Higuain y esperar alguna chance frente
al área. No lo hizo. Jugó para el equipo y a la luz de la verdad, no muchos
hicieron esto en el Mundial. Me niego a dudar de ti, Leo. Volverás, sé que
volverás.
5- ‘Los hermanos del norte’ eran superiores, pero en el Maracaná no
lo fueron. Las espaldas de sus laterales casi los liquidan. Boateng terminó
siendo un omnipresente maravilloso. Un clutch. Un cerrador. Un protector del
genio que mide casi dos metros y está en la portería. Ozil inició divino y
luego se diluyó entre tanta garra por el medio. Agüero, lo único que hizo bien,
fue referenciarlo a Schweinsteiger en los primeros quince minutos del segundo
tiempo. A partir de allí, todo se le hizo más espeso a Alemania. Y allí es
cuando hay que aplaudir el gen de Guardiola en este equipo. Pacientes
elaboradores que no le temen al tic del tiempo. Aprovechaban cada espacio y
reformulaban cuando tenían que hacerlo. Cero rigidez. Todos se movían. Todos trabajaban.
Y por eso. Todos ganaron.
6- Fue penal sobre Higuain. Debió ser expulsado Mascherano. Rizzoli
influenció en el partido. Pero más influenció en Argentina las formas como llegaron
a esta final. Dependiendo plenamente de un chico que tuvo que emigrar para
poder desarrollarse. Messi. Porque no lo querían. Espejismos ilusorios vivió la
selección. Un trofeo hubiese sido una bocanada de aire por varios años más para
los indolentes que lideran la AFA, los mismos que extinguieron el semillero, por
tanta corrupción, e ignorancia. Da la sensación que apenas empieza la tragedia.
Cuando se mira por encima del hombro de Messi, Kun, Pipa y Di María, no se
observa a nadie detrás. No hay generación de relevo. Y duele. Porque tanta
maldad producida por los políticos de la AFA en algún momento iba a dar sus
frutos. Argentina está en caos.
7- Esta Alemania es la antítesis. La demostración de que la
constancia y el buen trabajo siempre ganará. Hombres expertos en fracasos que
hoy besaron la gloria. La idea de que esta era su última oportunidad – Lahm,
Bastian, Klose – los potenció al máximo. Y en diferencia con el gris futuro de
la Argentina, Alemania tiene una fábrica que no cesa de producir grandes
jugadores. La revolución fue interna. En las bases. Transformaron todo con la
plena intención de dominar el mundo. Y lo lograron. Trabajaron casi siete años
sobre una idea y casi la lesión de Khedira lo desordenaba todo. Aunque no
lograron acostumbrarse al caos, tuvieron los recursos necesarios para ganar.
… y 8- Tan cerca y a la vez tan lejos. Argentina demostró ser el
campeón mundial en el instinto de supervivencia. Y casi le es suficiente para derrotar
al gigante. Fueron transcendiendo en el torneo sin temor, sin ínfulas ni
complejos. Entendieron sus debilidades para afincarse en las virtudes. De no
ser por esa máquina perfecta que ejecutan ‘Los hermanos del norte’, podría
haber sido todo distinto. Todo lo que diga no sanará la herida de 40 millones
de argentinos que deseaban la gloria. De una u otra manera, el final demostró
que la coherencia siempre vencerá a la improvisación. Alemania, los nuevos
reyes del mundo. Sin nada que reprochar.