sábado, 30 de mayo de 2015

La alianza de los perfectos…


  1-  Porque la perfección se cimenta con un modelo a seguir. Todo nace de allí. Hoy el Barcelona de Luis Enrique es una máquina trituradora de esperanzas, de modelos, y de funcionamientos.  Un mecanismo que en este último mes ha desatado una sinfonía inequívoca, imposible de descifrar, llegando al escandaloso punto de no ser amenazado por ninguno de sus últimos rivales, ni en España, ni en Europa.

   2- Athletic. Debe ser muy duro ofrecer un esfuerzo colectivo tan grande para que el don que habita en un hombre te destruya todo lo planificado. Nada se le puede reprochar a un equipo que a través de sus ideas intenta competir. Quizá lo único, fue la inocencia de no saber responderle al temblor, o peor, quizá no creerse capaz de vencer. Son tres reveses seguidos en finales contra los dictadores azulgranas en menos de siete años. Un choque emocional que el linaje bilbaíno sentía en sus hombros antes de pisar el estadio que Luis Enrique y Messi han convertido en un cementerio de ilusiones. Donde nadie sale vivo.

3-    Busquets era el hombre a seguir. El careo táctico del Athletic le permitiría disfrutar de libertad en creación y suficiente espacio para correr. Porque cuando Sergio corre todo parece perfecto, cubierto, y pulcro. Etxeita disfrutó en primer plano, las distintas partituras con las que el mediocentro catalán interpreta el fútbol. Mikel Rico lo incomodó en el único sector del encuentro donde compitió Athletic, en los primeros diez minutos. Nadie más pudo frenarlo. Era un torbellino de precisiones y de decisiones correctas. Otra obra directa a la inextinguible biblioteca de momentos hermosos que está coleccionando el gran Sergio Busquets.

4-    La final duró lo que el tridente quiso que durase. Y Balenziaga cometió el error de despertar a la bestia. A Messi no se le provoca ni se le estimula. Es como un tiburón cuando huele la sangre. Tirado a la banda, en silencio, como quien consume misiles y dispara armonías. Esperando su momento. Porque este Messi es diez veces mejor al que alguna vez soñó Pep. Es dueño de la eternidad. Y la da cuando es momento de darla, y gambetea, corre, frena, la pisa, engancha y la manda a las redes, cuando reconoce que eso es lo que hacen los grandes. Créanme, es un reto muy difícil intentar adjetivar este tipo de presentaciones de un argentino que tiene en su ADN el modelo bien establecido de lo que representa una institución que ha secuestrado lo más alto del fútbol desde hace siete años. Y usted, amigo que me lee, debería estremecerse al saber que Leo solo tiene veintisiete años. Y también veintitrés trofeos. Me cuesta creer que alguna vez existió o existirá algo mejor que ese enano tatuado que lleva la ‘10’ en el Barcelona.

5-    Pero no todo se trata de Messi. Porque la alianza de los perfectos la lideró un hombre al que la destrucción mediática se le metió en la cama y le gritaba al oído que su final sería el desastre y el olvido. Y es ahí cuando Luis Enrique construyó su mérito. Enfrentando al temor y a su orgullo, creando ese sistema de infinitos recursos que hizo mejor a Neymar, a Suarez y que lo reencontró con el único que podía llevarlo hasta donde están hoy. Y usted ya sabe a quién me refiero. El estado físico y mental de la plantilla refrenda la motivación que se transpira en el Can Barca.

6-    Con el descuido que casi mancha el impecable caminar de Stegen en su primera campaña como golero subtitular de la Alianza, inició la tormenta del Barcelona. Un gol legítimo que fue invalidado a Neymar, luego del alley-oop número seiscientos ochenta y seis mil de Messi sería la génesis del final. Poesía pornográfica de Leo, altruismo en su más pura especie de Suárez, y la combinación Alves-Messi bastó para ponerle números definitivos a una final que se jugó al ritmo que la MSN quiso. Porque son así de asombrosos. Hay un error colectivo de percepción. Muchos acusan a un Barcelona de dos caras. El triturador y el especulador. Y no es así. La MSN activa los sensores de la competitividad cuando quieren y cuando observan que es momento de agredir al rival. Se abren y cierran a placer. Frenan y aceleran a su equipo y a su enemigo, y esto no es cosa mínima. Solo se logra cuando el talento es mayúsculo y la solidaridad colectiva es infinita. A la MSN le sobran los minutos. Alba y Rakitic disfrutan del espectáculo, ofreciéndose como ayudas para aprovechar cada espacio del césped. Y la línea liderada por el Jefe Mascherano y la mejor versión vista de Piqué, solo salen a corregir los detalles que no pueden ser controlados por la naturaleza del juego.

7-    Caer no siempre es perder. Y la raza vasca demostró una vez más lo que significa el amor propio, el amor a los recursos construidos en casa. Y Valverde le devolvió el equilibrio a un equipo que casi toca el cielo con Bielsa. El fútbol tiene estas cosas. Y el talento que hay en las entrañas de un club modelo que defiende la autonomía y enseña el honor, es muy grande. Que la sangre galopante en las reacciones de Mikel San José al final del encuentro, no eclipse un espectáculo digno que limpia un poco el rostro corrupto y dictatorial que tiene el fútbol mundial por estos días. Aupa Athletic.

…y 8- La Alianza tiene un reto más y es en Alemania. La tierra que los llevó a replantearse sus ideales en 2013, el hogar que arropó al apóstol de este proyecto, a Josep Guardiola. El país, que de llegar a ganar, les entregaría de una vez por todas las llaves del fútbol Mundial contemporáneo. Porque no hay dinero que valga lo suficiente como para superar un modelo y una idea. De Messi, de Suárez y de Neymar es la sentencia. Ganar o Morir. Juventus los espera.


Geoff I. Hernández 

jueves, 7 de mayo de 2015

De Venganzas y de Messi...

   1- Todos tendrán que seguir compitiendo por el segundo puesto. No hay uno en la faz de la tierra que pueda ajustarse al nivel de compromiso íntegro y de calidad innata como lo hace Leo. Es ridícula la forma como puede dominar a placer un deporte. Entenderlo, mejorarlo, y secuestrarlo. Leo Messi es el fútbol sintetizado en una persona.

2-    Guardiola sabía que la única forma de salir vivo del Camp Nou era desnaturalizarse y rearmar su idea a través del sacrificio y de los relevos insaciables. Y de pararlo a Messi, claro. Siendo esto último, lo más imposible de todo. ¿Por qué? Porque el fútbol son momentos que van y vienen. De gloria y de sufrimiento. Como en 2013 y La Noche de los Cristales Rotos. Y hoy el genio que utiliza la ‘10’ es imparable. La construcción que ha confeccionado Luis Enrique tiene unas bases muy sólidas. Y ante eso se enfrentaba el diezmado Bayern, una víctima que se mostró débil y que terminó compitiendo como los grandes. Viéndole la cara sin estupor al monstruo de tres cabezas. Y alargando lo inevitable por el mayor tiempo posible. Sufrir estas circunstancias y lograr competir al nivel máximo hasta el 76’ es digno de admirar.

3-    Luis Enrique es el ganador en esta jornada. Su capacidad de reacción evitó la desgracia por allá en Noviembre, y entendió que si quería estar en lo más alto de Europa tendría que construir un rascacielos donde el ingeniero principal estuviese contento y sonriese de nuevo. Messi.  Un equipo compacto, distinto al hegemónico, con recursos nuevos y fuerzas renovadas. Un Barcelona enérgico, que no le teme al repliegue, que puede ser superado pero no maniatado. Luego del vendaval ofensivo inicial que les facilitó el 3-5-2 que puso Pep, donde Neuer emergió como la figura milagrosa, nunca cayeron en depresión. Bajaron revoluciones y terminaron cocinando un gol que casi se les escurría de las manos, o de los pies de la muralla alemana, como usted prefiera. Un primer tiempo glorioso, merecedor de una semifinal de Liga de Campeones.



4-    Las ausencias siempre pesan. Del medio hacia atrás el Bayern era un equipo con una capacidad de circulación impresionante. Relevos guionizados y un sentido de solidaridad en defensa, sello de Guardiola. Alonso era el sostén y Boateng el corrector. Pero cuando recuperaban y levantaban el rostro buscando la portería de Stegen, entendían que estaba lejos, tan lejos como Berlín. Un Lewandowski pletórico que luchó cada enfrentamiento, pero que nunca tuvo una opción clara. De nada valdría tanto esfuerzo. Ter nunca sintió al fantasma del peligro merodeando su zona, le preocupaba más el hecho de ser un líbero correcto y el elemento que reiniciaría la posesión del Barcelona.

5-    Hay jugadores que tienen la clase para competir en semifinales de Liga de Campeones, otros que no. Ivan Rakitic demostró, acallando a las voces insurgentes, que su nivel está al ritmo de este Barcelona. Impecable en todas las facetas que tiene el fútbol. Un interior que fungió de lateral, de llegador, de corrector y de ser el alma del equipo cuando llegaban los quince finales. Su asistencia a Messi es un regalo. No puedes correr casi 14 kilómetros, recuperar una veintena de balones, y no se premiado por la justicia. De ser el eslabón más débil, a convertirse en agente clave de esta vendetta azulgrana. En Sevilla era un llegador, hoy se reconvirtió a interior para no extinguirse, y la presentación de anoche fue un puñado de fe.

6-    Hay algo oculto en cada sensación. Dani Alves nivel 2009. Iniesta responsable y pulcro. Busquets superado por Schweinsteiger pero nunca maniatado. Un Suárez que se estremeció luego de fallar el mano a mano al inicio del encuentro – Paradón de Neuer que evitó lo que pudo haber sido una catástrofe – y un Neymar listo para su momento. Piqué y Mascherano son otros. Dos fiscales de tránsito que se complementan y limpian sus debilidades acentuando las virtudes siempre. Jordi correlón y un Messi imparable. Stegen desde atrás afinaba la orquesta, y esperaban, esperaban que cayese el primero, y el Bayern se sostenía en su historia y un gigante Xabi. De Muller no se supo nada hasta que fue sustituido reclamándole a Pep.

7-    0-0 al 75’, en ese instante todo era de Pep. Benatia y Boateng repelían todo y Lahm intentaba oxigenarse pero la presión culé era asfixiante. Y Bernat graduándose del guardiolismo – Triangular antes de revolear – no logró superar a un atentísimo Daniel Alves, quien recuperó y vio de reojo a la bestia, y todo acabó.

8-    El puñal de la bestia sepultó el alma herida de un Bayern que se sentía cerca de obrar el milagro. Y es que la crueldad tiene muchas formas, y muchos colores. Porque mientras mejor jugaba el cuadro muniqués, fue cuando la espada de la bestia embistió. Con un gol parecido al de Wembley, aquel que zarandeó a Van der Saar. Esta vez fue Neuer que ni pudo reaccionar. Y mientras Pep se sacudía el rostro para meterlo a Gotze, llegó Rakitic, y el ademán de Leo.

9-    Porque la jugada no fue fortuita, ya el ‘10’ la había imaginado, quizá en sueños, o en epifanías. La pidió porque había cuentas pendientes desde Brasil. La pidió porque había sangre de por medio, y porque no tendrían otro mejor escenario para la venganza que ese. Y quebró, destruyó, trituró la cintura y el espíritu de Boateng y de todo un equipo, picándola y regalándonos poesía de Balzac o de Charles difícil de olvidar. Hay muchos jugadores de calidad, pero ninguno que sea capaz de entregar momentos tan gloriosos como lo hace Lionel Andrés Messi Cuccitini.

Por: Geoff I. Hernández