lunes, 15 de junio de 2015

Competir ante todo...



   1-  La humildad en el fútbol es una coraza que te protege y te hace mejor. Si te desprendes de ella, estás muerto. Colombia se sentía muy superior, quizá más de lo que la actualidad de sus piezas le permitía. Eclipsando con los éxitos del pasado, las carencias del presente. Y es ahí cuando el pundonor y la honestidad de once guerreros puede darle una bofetada a los pronósticos y recordar que en este deporte el talento no lo es todo. En estos torneos cortos es vital la capacidad de reunir a los más regulares y dejar a un lado los nexos emocionales que puedan existir entre jugadores y seleccionadores. Triunfo para Sanvicente. Llamado de atención para Pekerman.

2-   En esta era del fútbol moderno, los Venezuela y Colombia se han convertido en encuentros de alta electricidad. No es algo casual que La Vinotinto mantenga hegemonía frente al Clan de James y Cuadrado. Los cimientes de Farías aún existen y mantenerlos fue la decisión más inteligente de Noel en su primer gran reto. Aquel 5-0 en contra, obsequiado por Chile, le profetizó lo que podría pasarle a Sanvicente si trastocaba por completo el guion que nos llevó al éxito.  La humildad inició en el banquillo. Y esto se aplaude. Ya habrá tiempo para resetear los fundamentos de juego. Mientras, hay que perfeccionar los caminos que nos situaron como el cuarto mejor equipo de América. Y ayer, fue una demostración de lo que apenas inicia.

3-   Colombia no fue la del mundial, ni Venezuela la de la última fase de eliminatorias. Rancagua fue el coliseo que oficialmente inició la era Sanvicentista. Una unión entre el equilibrio, el irrespeto, la confianza y el fútbol. El vendaval mediático previo al encuentro podía estremecer a cualquiera. Vizcarrondo, de forma muy inteligente le cedió el balón de la obligación a Colombia, mientras el anonimato nos protegía. Dos líneas de cuatro bien cerraditas, basculaciones de libreto, y la honestidad en el aprovechamiento de las capacidades le permitieron a Venezuela sorprender a una Colombia que en 30’ no le pegó al arco.

4-   Es que con Rincón todo es más fácil. Nuestro pequeño Busquets corrió como alma que solicitaba Dios por toda la cancha. Y miren que Seijas erró varias veces la cobertura. Su predilección a la construcción le acrecentaba el trabajo a Tomás, quien aceptó al reto, y anuló al ‘10’ del Real Madrid. A James Rodríguez. De atrás hacia adelante. Rosales-Vizca-Túñez-Amorebieta. De ahí iniciaba el planteamiento táctico. El desafío era apelar al esfuerzo físico para no ubicar el bloque tan cerca de Baroja, y se logró. La sensación de encierro nunca existió, con todo y que por ratos Colombia confundida y deprimida hacía llover centros tras centros, que Vizcarrondo y Túñez rechazaban agradecidos. Se puede ser defensivos sin ser sometidos. Eso demostró ayer la zona 1 y 2 de Venezuela. Mientras Cuadrado gambeteaba de forma estéril, Vargas esperaba el corte de circuito, para recibir el balón y transformar en peligro todo lo que llegaba a sus pies.

5-   Enorme noticia para nuestros intereses. Vargas y la mejor versión que se ha llegado a ver de Lobo Guerra, dieron el equilibrio perfecto que debe existir entre la destrucción y el orden en ataque al recuperar el balón. Arango daba la pausa, y de espalda aprovechaba el aturdimiento de Sánchez y del pobre Valencia. Juan es el pacificador dentro de tantos velocistas de la nueva era. Contiene la mesura que los tiempos de un partido necesitan. Y aún no nombramos a Salomón.

6-   Porque Salomón merece un párrafo aparte. En dos años de continuidad y de acumulación de jerarquía en Europa, demostró que pueden ponerle dos centrales, y un lateral a su servicio, él se encargará de apelar a su bestialidad física para ganar los enfrentamientos y no temer al fútbol sin balón y de espalda al arco. Fue un superhéroe. Murillo y Zapata tendrán pesadillas por el resto de la Copa. La jugada del gol refleja lo vital que es un killer del área en estos torneos. Su gesto técnico transformó un centro difícil en una joya. Y al Rey Salomón le gustan las coronas, hechas en Colombia.

7-   Si James y Cuadrado no consiguen movilidad en sus compañeros cuando tienen la pelota, están sentenciados a la nada. Ni los laterales produjeron ofensivamente, ni los medios lograron salir de la telaraña tejida por Rincón. Colombia llegó a la última fase del encuentro, cometiendo los mismos errores de elaboración que tuvo en el primer tiempo. Esto demuestra la consistencia táctica y la lucidez física de Venezuela. Porque Pekerman y Cuadrado apostaron al desgaste del rival para ellos apoderarse de los espacios, y eso nunca llegó.

Y 8- Se exigía la competencia, y se alcanzó. Los recursos utilizados avalan el triunfo y permiten extender la ilusión. Una ilusión cimentada en la mejor generación de futbolistas que alguna vez llegamos a tener. Y si le añades un Cuerpo Técnico capaz, elástico y moldeable, se puede soñar con mejorar ya lo hecho. Mientras esa película del triunfo recorre la mente de 30 millones de venezolanos, por ahí se asoma Perú, quien incomodó en demasía a Brasil y demostró que no será fácil. Fé, trabajo y un montón de orden nos permitirá competir hasta el final. Somos más equipo que nunca.

Geoff I. Hernández

sábado, 6 de junio de 2015

Reinventando la grandeza...



  1-    En la vida y en el fútbol, uno de los procesos más complicados de conseguir es la reinvención. Ya sea por el añoro precoz de los éxitos del pasado, o por el terror que significa enfrentar al futuro entendiendo que los recursos ya utilizados no tienen los mismos resultados. Y reconocer el momento preciso para reconstruir sin sufrir es algo muy difícil, casi siempre el dolor es el camino más fácil para iniciar la ruta hacia la restitución de la grandeza.

2-    Y el Barcelona del año pasado sufrió. En el campo y fuera de el. Esta temporada tenían que tomar la decisión que los conduciría por la próxima década. Mantenerse ajustados al Torán del pasado o  reescribir la leyenda del club que en el fútbol contemporáneo se convirtió en dictador y en dueño de casi todo. Y sin dudas, optaron por esta última opción. Dejándose moldear por la frescura de un Luis Enrique que entiende el fútbol desde la óptica de Can Barca, pero con los recursos fundamentados en toda Europa.

3-    Las finales son cortometrajes que no te dan espacio al error. Son pruebas que debes entregar al profesor sin permiso de revisión. Las finales son el puente más corto a la gloria o al olvido. Y así lo entendió una Juventus que jugó el partido de su vida. Lo zarandearon como Drago lo hizo con Rocky en Rusia, lo tiraron a la esquina y le propinaron una paliza emocional y futbolística. Todo esto en apenas quince minutos. Rakitic al minuto cuatro encendía las redes, luego del recital que inició Messi por la derecha, asesinando a la Vecchia con pelotas cruzadas, un control orientado perfecto de Neymar y la asistencia del único jugador que tiene la capacidad de detener el tiempo cuando está en el área. Iniesta. Mr.Finales, levantaría la cabeza y le permitiría al croata llenarse de gloria y de colocar el primer sablazo al alma italiana, iniciando el festival.

4-    Pero no. Porque la Juventus es tan grande como sus virtudes y tan humildes como sus carencias. Después de un temblor continuo que llevó a Buffon a exigirse al máximo, el conjunto de Allegri mantuvo la calma. Recordó las charlas previas donde el psicólogo dejó muy claro: Si dan un paso hacia atrás, los devorarán. Y Morata tomó el testigo. Fue la precisión y exquisitez. Le dio motivos a Mascherano para nunca olvidar este partido. Se encargó de ridiculizar al jefe una y otra vez. De empujarlo a Piqué de su zona de señorío para asistirlo a Javier. Y  a partir de ahí todo fue a mejor. Aunque se sabían inferiores, nunca perdieron la fe. Creyeron hasta el final. Nada los derrumbó, y solo el talento les quitó la gloria.

5-    Barcelona jugó la final con la libreta de Luis Enrique en el pecho, al lado del escudo. Manejó a perfección los tiempos del partido en la primera parte. Apeló a esa eterna capacidad intimidatoria de Messi y a la energía inagotable de Neymar y Suárez para romper el muro. Un trío de actores de repartos se racionarían las funciones en el mediocampo. Rakitic volaría hacia la espalda de Pirlo y retornaría a ser el escudero de Alves. Y hasta en eso acertó Luis Enrique. Cuando le ofrecieron a Kroos, no dudó en preferir al croata-sevillano. Omnipresente y con un amor hacia la camiseta digno de cualquier canterano.

6-    Por su parte, Busquets seguiría al corriente de sus actuaciones previas en finales. Mientras los dos volantes que lo acompañen estén lúcidos y responsables, él será el mejor y nadie lo superará. Será una máquina tragabalones. Y cuando estos se estremezcan, Busquets sufrirá, al punto de fracturarse el equipo en dos partes. Así como ocurrió contra el Madrid en la primera vuelta y como se repitió en Berlín después del gol de Morata.

7-    Con la partida igualada a un gol se presentó un escenario que nadie imaginó. De repente la inferioridad de la Juventus no existía. De repente, la confianza en la circulación del balón del Barcelona se transformó en un manojo de inseguridades que empujaban al revoleo como coraza de protección. De repente, la hinchada catalana volvió a pisar tierra, y a observar como Pogba, Vidal y Morata descosían a puro corazón las bandas del Barcelona y ponían en peligro la repetición de la hazaña.

8-    Y  de repente, apareció Messi.

9-    Pidiendo la pelota, driblando como niño que huye de un padre violento, gambeteando como se aprende en el potrero, y con la seguridad de que ese esfuerzo terminaría en algo. Y terminó en los pies de Suárez, ese bicho raro, que es simbología de la pasión y que  tiene un olor a gol que ni sus fantasmas han podido disipar. Estuvo en el momento indicado para acabar con la disidencia, y enviar el momento de superioridad de la Juventus al arco que protegía de Buffon.

10-                      Piqué y Bonucci fueron dos gigantes en sus áreas. La ausencia de Chiellini ni se sintió. Lástima que el martillo aplanador de la MSN eclipse la gigante presentación del central Juventino. Y por el otro lado, está el Kaiser. El monstruo que se reinventó y volvió a ser el mejor central del mundo. Por arriba no pasa nada cuando el rival opta por el centro. Y por bajo, mucho menos. 25 rechaces de cabeza, y 6 tacleadas perfectas, así lo confirman.

11-                      …Y hay un nuevo triplete. Y la reinvención exitosa obliga a pensar en la estatura de sistema que ha establecido el Barcelona en España y en Europa, y que poco a poco estructura la Juventus en su país. Un Barca veloz, segurísimo de sí mismo, asesino cuando el rival se crece y llenos de recursos, ha llegado a la cima, una vez más.

12-                      La renovación de algunos, y la continuidad de otros, permitirán radiografiar más adelante el futuro deportivo del Barca. Lo que sí es innegociable, es esta generación que ha gerenciado el sustantivo “triunfo”  una manera excepcional y lo han llevado a convertirse en un tatuaje de interés y una anticipación de lo que se viene. Porque el Barcelona no es un ciclo. Es una idea. Y las ideas, regularmente terminan venciendo.

Geoff I. Hernández.