1- La humildad en el fútbol es una coraza
que te protege y te hace mejor. Si te desprendes de ella, estás muerto. Colombia
se sentía muy superior, quizá más de lo que la actualidad de sus piezas le
permitía. Eclipsando con los éxitos del pasado, las carencias del presente. Y
es ahí cuando el pundonor y la honestidad de once guerreros puede darle una
bofetada a los pronósticos y recordar que en este deporte el talento no lo es
todo. En estos torneos cortos es vital la capacidad de reunir a los más
regulares y dejar a un lado los nexos emocionales que puedan existir entre
jugadores y seleccionadores. Triunfo para Sanvicente. Llamado de atención para
Pekerman.
2- En esta era del fútbol moderno, los
Venezuela y Colombia se han convertido en encuentros de alta electricidad. No
es algo casual que La Vinotinto mantenga hegemonía frente al Clan de James y
Cuadrado. Los cimientes de Farías aún existen y mantenerlos fue la decisión más
inteligente de Noel en su primer gran reto. Aquel 5-0 en contra, obsequiado por Chile, le profetizó lo que podría pasarle a Sanvicente si trastocaba por
completo el guion que nos llevó al éxito.
La humildad inició en el banquillo. Y esto se aplaude. Ya habrá tiempo
para resetear los fundamentos de juego. Mientras, hay que perfeccionar los
caminos que nos situaron como el cuarto mejor equipo de América. Y ayer, fue
una demostración de lo que apenas inicia.
3-
Colombia
no fue la del mundial, ni Venezuela la de la última fase de eliminatorias. Rancagua
fue el coliseo que oficialmente inició la era Sanvicentista. Una unión entre el
equilibrio, el irrespeto, la confianza y el fútbol. El vendaval mediático
previo al encuentro podía estremecer a cualquiera. Vizcarrondo, de forma muy
inteligente le cedió el balón de la obligación a Colombia, mientras el
anonimato nos protegía. Dos líneas de cuatro bien cerraditas, basculaciones de
libreto, y la honestidad en el aprovechamiento de las capacidades le
permitieron a Venezuela sorprender a una Colombia que en 30’ no le pegó al
arco.
4-
Es que
con Rincón todo es más fácil. Nuestro pequeño Busquets corrió como alma que
solicitaba Dios por toda la cancha. Y miren que Seijas erró varias veces la
cobertura. Su predilección a la construcción le acrecentaba el trabajo a Tomás,
quien aceptó al reto, y anuló al ‘10’ del Real Madrid. A James Rodríguez. De
atrás hacia adelante. Rosales-Vizca-Túñez-Amorebieta. De ahí iniciaba el
planteamiento táctico. El desafío era apelar al esfuerzo físico para no ubicar
el bloque tan cerca de Baroja, y se logró. La sensación de encierro nunca
existió, con todo y que por ratos Colombia confundida y deprimida hacía llover
centros tras centros, que Vizcarrondo y Túñez rechazaban agradecidos. Se puede
ser defensivos sin ser sometidos. Eso demostró ayer la zona 1 y 2 de Venezuela.
Mientras Cuadrado gambeteaba de forma estéril, Vargas esperaba el corte de
circuito, para recibir el balón y transformar en peligro todo lo que llegaba a sus
pies.
5-
Enorme
noticia para nuestros intereses. Vargas y la mejor versión que se ha llegado a
ver de Lobo Guerra, dieron el equilibrio perfecto que debe existir entre la
destrucción y el orden en ataque al recuperar el balón. Arango daba la pausa, y
de espalda aprovechaba el aturdimiento de Sánchez y del pobre Valencia. Juan es
el pacificador dentro de tantos velocistas de la nueva era. Contiene la mesura
que los tiempos de un partido necesitan. Y aún no nombramos a Salomón.
6-
Porque
Salomón merece un párrafo aparte. En dos años de continuidad y de acumulación
de jerarquía en Europa, demostró que pueden ponerle dos centrales, y un lateral
a su servicio, él se encargará de apelar a su bestialidad física para ganar los
enfrentamientos y no temer al fútbol sin balón y de espalda al arco. Fue un
superhéroe. Murillo y Zapata tendrán pesadillas por el resto de la Copa. La
jugada del gol refleja lo vital que es un killer del área en estos torneos. Su
gesto técnico transformó un centro difícil en una joya. Y al Rey Salomón le
gustan las coronas, hechas en Colombia.
7-
Si
James y Cuadrado no consiguen movilidad en sus compañeros cuando tienen la
pelota, están sentenciados a la nada. Ni los laterales produjeron
ofensivamente, ni los medios lograron salir de la telaraña tejida por Rincón.
Colombia llegó a la última fase del encuentro, cometiendo los mismos errores de
elaboración que tuvo en el primer tiempo. Esto demuestra la consistencia
táctica y la lucidez física de Venezuela. Porque Pekerman y Cuadrado apostaron al
desgaste del rival para ellos apoderarse de los espacios, y eso nunca llegó.
Y 8- Se exigía la competencia, y se alcanzó.
Los recursos utilizados avalan el triunfo y permiten extender la ilusión. Una
ilusión cimentada en la mejor generación de futbolistas que alguna vez llegamos
a tener. Y si le añades un Cuerpo Técnico capaz, elástico y moldeable, se puede
soñar con mejorar ya lo hecho. Mientras esa película del triunfo recorre la
mente de 30 millones de venezolanos, por ahí se asoma Perú, quien incomodó en
demasía a Brasil y demostró que no será fácil. Fé, trabajo y un montón de orden
nos permitirá competir hasta el final. Somos más equipo que nunca.
Geoff I.
Hernández