1- Porque la vida se trata de esto.
De asumir y luego ejecutar. El corazón de un campeón jamás se subestima y menos
desprecia. Hoy el Barcelona, y sobre todo, el Real Madrid, han dado una
bofetada a la insolencia colectiva. A esos portadores de anarquía verbal que
profetizaban una tragedia. La tragedia se las llevaron ellos, al observar por
extractos, la versión más divina del Real Madrid, desde aquella icónica noche
frente al Múnich. Lástima que no siempre basta ser buenos como para ganar, y menos si al frente tienes a la fe hecha
carne.
2- Y es que, cómo no caer de rodillas
ante la inconcebible ausencia de elocuencia en el fútbol, si en noventa minutos
conocimos el esplendor del cielo y el resquemor del infierno. Eso es un
clásico. Eso es un Barca- Madrid. Un manojo de incógnitas que solo
son desveladas a medida que el temor va cediéndole espacio al talento, y este
se convierte en el protagonista. Como lanzar una moneda al aire dos veces. Un
primer tiempo glorioso del campeón de Europa, y un segundo capítulo furioso e inmisericorde de este nuevo
Barca. De este hermoso Barca.
3- Carlo siempre será el más
subestimado de todos. Luis Enrique respondió mejor ante las circunstancias
adversas. Dos modelos distantes. Ying&Yang. La inserción de Luka Modric y
de Toni Kroos en una misma línea de construcción desnudó sin piedad a la
versión más angustiante – Y venimos insistiendo en esto – de Mascherano. Quien
ralentizaba la casi nula fluidez posesional azulgrana en salida. Festín del alemán,
quien mordió pero nunca asesinó. Error garrafal. El Madrid llegó a creer que el
asalto al Camp Nou no era una utopía. Eran una tromba de paciencia y de aprovechamiento
de espacios. El Benzema más divino jugaba a placer a la espalda del jefecito y del
nervioso Rakitic.
4- Y se le hacía agua la boca al
Madrid, hasta que llegó el bofetón del grandote, del torpe, del que todos
señalaban como un error. Algún día aprenderemos a callar. De Mathieu. 1-0. Y es
aquí cuando se traza la línea imaginaria que asemeja a este nuevo Barca con los
mejores años del Madrid de Mourinho. Firmes en la pelota parada, salvajes en
las transiciones defensa-ataque, y con una característica que el más puritano
de los guardiolistas jamás imaginaría: Las quemaduras que produce el balón en
los pies azulgranas. Mientras más rápido se llegue a la arquería contraria,
mejor. Así dicen.
5- Pero el pundonor de los blancos
fue admirable. La sobrexcitación
reinante en el infierno azulgrana luego del gol encajado no los atormentó.
Isco se instaló en campo rival y Luka volvió a encender sus dones. Y de nuevo,
como si se tratase de un mal chiste, volvió a ocurrir. Otro despiste de los
irreconocibles Pepe-Ramos, casi les costó el 2-0. El más gris Neymar no supo
cómo definir con la arquería descobijada. Inmediatamente nace la contra. Y la
omnipresencia de Benzema se acrecentó. Un taco lleno de rabia, de ilusión y de
justo pago para un equipo que era mejor. Gol de Cristiano.
6- ...y es entonces cuando llegaba
el momento de la verdad. Mediotiempo. Y por primera vez en todo el año, se
puede hablar sin titubeos de una clarísima victoria táctica de Luis
Enrique. Como si fuese parte del plan soltar la pelota y apostar al desgaste
blanco en el primer tiempo para ablandarlos y luego descoserlos por todos los
sectores en el segundo. Aunque hay que dejar muy claro, que todo esto plasmado
en la pizarra solo pudo ser factible en el campo después de la bestialidad de
Suárez en el 2-1, pero ya hablaremos de él. Mascherano volvió con sangre en los
ojos e Iniesta con furor en sus botas. Presión. No de las que se aplican en el
futbito. Presión en el más recóndito significado de ese fundamento. Modric y
Kroos fueron las víctimas. Las libertades merengues existentes en el primer capítulo de
esta novela, ya no existían. Parecían 22 contra 11. Alves fusilando a Bale.
Rakitic sin temor. Pepe y Ramos sufriendo cada paso del gran Suárez, Isco solo y
sin asociaciones se extravió en la melancolía de la inferioridad. Un Madrid
desmembrado tácticamente y exhausto, sobre todo eso, exhausto fingía competir y adolecía. Y por fin
llegaba la hora para el mejor de todos, para Messi.
7- Para este nuevo Messi que no teme
esperar su momento en el juego. Que no se desespera y sostiene. Que deambula en
la cancha con la espada en su mano e interpreta la atmósfera correcta del
partido para asesinarte. De ser nada a serlo todo. Pasar de un primer tiempo aislado
en la jaula blanca, a tomar la batuta orquestal del encuentro y ponerle el rocanrol
que tanto exigía el Camp Nou. Asistió a Mathieu en el primer tiempo y creó al
menos siete ocasiones clarísima de gol. Esto es Leo. Un poeta libre y sin
restricciones. Un escritor que saca su pluma y la pasea por cualquier parte de
la hoja, sin reglas de ortografía, sin editores, sin fantasmas. Si Neymar
estuviese fino frente al arco y Suárez no se le complicara tanto la toma de
decisión en ese último pase, hoy sin dudas, el final hubiese sido otro.
8- Piqué y Suárez. Dos elementos que
dejé para el final, y no por que sean menos vitales, ni mucho menos. Todo lo
contrario. Fueron los artífices de esta arquitectura. No hay nadie como Luis de
espalda al arco, no teme, no se enquista en una zona, y eso irritaba a un Ramos
fuera de ritmo. Diagonaliza. Mientras peor la pasaba el Barca, él seguía allí.
Fijando a los centrales y permitiéndole un oxígeno a su equipo. Hasta que llegó
el momento de responder como lo que es. El tercer tenor. El que maneja el
vibrato a la perfección. ¿Consagración? En lo absoluto. Suárez está consagrado
a la grandeza desde el primer día que tocó un balón. Somos afortunados al
verle, excepto cuando te llamas Pepe o Sergio Ramos.
9- …y Piqué de nuevo en la cima. 91%
en efectividad en pase. 5 tacleos perfectos. 6 recuperaciones y lo más
asombroso, debido a la arritmia del partido, ni una sola falta. Es que tres
años entrenando y trabajando para ser el cerebro de zona 1, en algún momento
darían sus resultados. Al fin eso fue posible. Hoy Gerard, piensa por todos.
…y
10- El
Barcelona es líder en una temporada llena de honestidad. De locura, hostilidad
y de saber enfrentar escenarios que en la era dictatorial bilateral entre
blancos y azulgranas no existían. Hace seis meses la crisis institucional casi acababa
con este clan, pero hoy son líderes en España y firmes candidatos de Europa. ¿Cómo
es esto posible? Sencillo: Tener el carácter necesario para enfrentar el
tránsito entre el cielo y el infierno.
Geoff
I. Hernández