1- Era imposible imaginar otro final para este concierto de eventos
desafortunados blaugranas que ahíncan sus raíces en las desgracias
administrativas y que se reflejan en lo deportivo. La misma crueldad del fútbol
llevó al Barcelona a sufrir la amarga hiel de la desesperanza hasta la última
fecha, y es que no se puede ver de otro modo, aunque sus ojos veían una
oportunidad, sus mentes sabían que era imposible. Sufrieron en su casa, frente
a su gente. Se dieron la mayor paliza de su vida intentando alcanzar un premio
que a partir del inicio de la segunda vuelta del torneo nunca merecieron.
Quisieron apelar al potrero y al coraje contra un equipo que de esto tiene
mucho. Terminaron de la misma forma que en las cinco presentaciones anteriores
ante el Atleti, creyéndose inferiores. Hoy se demostró una vez más que no
siempre ganará el mejor, si no el más convencido.
2- Desde que la pelota comenzó a rodar, la balanza siempre estuvo a
favor del cholismo, de ese nuevo orden mundial de pensamiento que plasma en un
deporte la grandeza arraigada del ser humano, de superación, de creer que lo
imposible es un muro pintado en el subconsciente y que la gloria es el
resultado final de la fe. Quizá estemos viviendo los últimos suspiros de este
maravilloso Atleti, ojalá me equivoque, pero de lo que sí estoy seguro es que
de nuestras mentes jamás serán borradas las imágenes de estos guerreros
dejándolo todo en el césped solo para adquirir su espacio en la historia.
3- Simplemente Messi no está. Fue su decisión y la ejecutó a la
perfección. Entendió que era necesario destruir para reconstruir. Al principio
intentó jugar, pero cuando se vio encerrado en esa jaula liderada por Miranda,
renunció a cualquier insistencia. Sus ojos hace rato que están firmes hacia Rio
de Janeiro. Sabella ve con recelo lo que Martino vivió con dolor.
4- Conmovedor, sería el adjetivo más justo y preciso para calificar
el partido de Koke. Es un anticatalán nato. Se multiplicó, y junto a Tiago y
Godín se encargaban de construir muros en forma de triángulos que asfixiaban a
cada uno de los mediocampistas del Barsa que tenía el balón en los pies. Filipe
y Juanfran tuvieron un despliegue inolvidable. Atacaban defendiendo y de una
forma sutil se unían a los volantes para formar los 2x1 o 3x1.
5- El único digno del Barcelona fue Mascherano, y con digno no
intento ofender a nadie, sino deseo alabar la prestancia, el festival de
anticipaciones que tuvo Masche, y la habilidad empírica de aparecer en el
momento preciso para evitar el desastre. Demostró como se juega una final. El
Barsa pierde más sin Mascherano, que Mascherano sin el Barsa.
6- Costa, Turán y Busquets fueron los batalladores caídos. Sacrificados
por el ritmo frenético de lucha en todo el campo. El guión era el mismo un
Barsa diluido y un Atleti bañado en comodidad, hasta que apareció el delantero
más acusado y otro de esos elementos que no merece el club catalán por ser
víctima de tantos perjurios, el mismo
que se inventó aquella vaselina inolvidable frente a Diego López. Alexis.
Recibiendo la asistencia de Messi – El único momento que se zafó de su infierno
interno – y envió un bombazo que aún estremece las redes del Camp Nou. De otro
partido. De otra especie ese gol que llenó de ilusión al menos por unos minutos
a los cristalinos ojos de Martino. Y
como síntesis de toda la temporada, a los cinco minutos del segundo tiempo Godín
acabaría con toda disidencia.
7- Pocos, quizá nadie, imaginaría que en dos años aquella perfección
futbolística creada por Guardiola, estaría corriendo como almas sin sentido y
llenas de caos para intentar conseguir la pelota, errando una y otra vez, y
siendo burlados con sus propios fundamentos de orden y posición. La paliza que
se dieron Alexis, Pedro, Iniesta y Cesc – Entre los 4 sumaron casi 40 km – de nada
sirvió, lógico, en el fútbol actual no es el que más corra, sino el que mejor
lo haga.
8- Pero siempre hay una luz dentro de tanta desgracia. Sin ser un
equipo desde hace dos meses, sin fe, sin ideas y llenos de tantas adversidades
el Barcelona perdió el campeonato el último día solo por un gol, cayó en la final
de la Copa y en cuartos de Champions. Así de buenos son. Más allá de la ida de
Martino, es necesario un proceso de curación en la mente y el corazón de los
que se quedan. Aún este Barcelona tiene vida. Tata solo entrenó en su primer
trimestre de contrato. Hasta aquel horrible día en Vallecas cuando goleando
0-4, todo acabó.
9- En ocho días se jugará la última gran final de este sueño stereo
que vive Simeone y su clan de la fe. La cabeza del gigante blaugrana ya está en
sus manos. Es momento de limpiar las armaduras y afilar todo el arsenal para
enfrentar a los guerreros de Chamartín. La cuasi invisible línea que dividirá
una gran temporada de una histórica, ya está al frente. ¿Cómo será el fin de
este sueño? ¿Gloria o condenación a la nada?
Por:
Geoff Hernández R.
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