- El tren del
oportunismo, si tiene alguna característica de infraestructura, es ser muy
amplio y con asientos muy cómodos. En Venezuela hay miles comprando boletos
para ese viaje. Un triunfo nos incita frenéticamente a comprar tickets aéreos a
Brasil. Una derrota, nos sucumbe en la más agria de las depresiones y nos
empuja a proyectar cualquier tipo de improperios psicoanalíticos hacia los
seleccionados, y no es culpa del fanático Vinotinto, todo lo contrario, es
responsabilidad de una atmósfera social inmersa en divagaciones que no termina
de ajustarse a la pluridimensionalidad de las Eliminatorias Sudamericanas.
Periodismo fanático, patriotas 2.0, desconocedores de la esencia del fútbol, y
asesinos del honor de los jugadores, todos ellos se entremezclan y arman esa
escena de Tim Burton, bipolar de ir al cielo, y luego tener un VIP Pass al
infierno, en solo 90 minutos.
2-
Fue un partido de mierda. Ni el análisis del
periodista más rankeado en toda Venezuela, puede ser más exacto que ese
desgarro del alma soltado por Salomón Rondón luego del pitazo final. Rosales
con el rostro ensangrentado. Rincón, atormentado otra vez por los demonios de
la imprudencia. Arango, intentando conseguir la magia que siempre va adjunta a
su pie izquierdo. Maestrico, sin luz, sin genialidad, sin nada. Esa es la
radiografía de nuestra selección. Jamás habíamos estado tan cerca de ver la
tabla de posiciones y creernos mundialistas. Jamás. Al parecer, en la genética
de la historia Vinontinto, el adjetivo ‘cómodo’, no existe, o al menos no es un
invitado frecuente.
3-
Gris. Todo estuvo gris. Desde la lectura del juego,
pasando por la alcabala de los cambios, y la toma de decisiones
técnicas-tácticas. Los primeros diez minutos de juego fueron vitales, allí
debió responder el CT nacional. Se cometió el error más grave que hemos hecho
en toda la eliminatoria, caer en el campo charrúa. En el juego físico, en olvidar
ese principio que Bielsa siempre remarca: “La vanidad del jugador es la fuente
de creatividad”. Otra vez la jerarquía y veteranía de Uruguay nos restriega en
la cara que el talento no es suficiente. Hay partidos que estructuralmente
tienen intrínseca la necesidad de apelar al potrero, al barrio, a tomarse
atribuciones que no siempre pertenecen. Uruguay lo entendió, lo elaboró, y sacó
tres puntos de campeón de América. De semifinalista de Mundial. Fue una lección
al alma.
4-
Los recursos ofensivos que la selección mostró no
dignificó los elementos que revelaba la convocatoria. ¿Imprudencia nuestra? No,
todo mérito uruguayo. La síntesis del problema se traza cuando frente a tus
ojos está el daño y no sabes qué hacer. Farías, quedó congelado. Atrapado.
Ahogado en una posesión de balón inusual, en un lienzo cuasi poético de ver a
la Campeona de América metida en su arco, y rechazando cualquier cantidad
absurda de centros. Godin, y Lugano, dos fuera de serie, que pueden pasar toda
la vida revoleando balones sin ningún tinte de exquisitez. Richard Blanco,
ingresó mareado, con una guerra de altos quilates frente de él, y sin un filtro
que entrelazara los tres puntas. Terminaron incomodándose el uno con el otro. En
su hábitat natural, es muy difícil no ser atacado por el León. Venezuela, fue
la cebra que incursó de forma ciega en las profundidades del safari africano. Y
salió mordida.
5-
La vetustez del fútbol desnuda siempre varios adagios,
y uno de ellos es: ‘El peor infierno para un delantero es jugar de espalda al
arco’, en el fútbol actual, el ‘9 pivot’ es de gran ayuda, sobretodo cuando se
gestan circuitos ofensivos rápidos y transiciones sorpresivas. Pero en Cachamay
no fue así, otra vez Rondón diluido en el embudo de la desesperación. Como en
Puerto La Cruz contra Ecuador, desenvainando su sable para contrarrestar él
solo el batallón liderado por Godín, en Montevideo ganó la batalla, en suelo
nuestro, la perdió. Felstcher fue un estorbo. La idea madre era brutal, tenerlo
al velocista rompiendo las líneas vestido de wing, y dibujándole ocasiones a
SR23, el único detalle, fue que Uruguay nunca regaló ni veinte centímetros.
Sabía para que estaba Felstcher, lo que conllevó a una infructífera consecución
de esprinteo del suizo-venezolano.
6-
Venezuela es más que un bombazo de 30 metros de
Arango, y un cabezazo de Rondón. Eso está claro, Por eso, de forma muy terca, sigo con el
discurso casi bélico de formación de identidad. Sé que a estas altura no tiene
sentido caer en estas discusiones, pero en sus anaqueles mentales, siempre es
bueno recordar que la identidad tiene la capacidad de otorgarte respuestas en
los momentos de angustia. Tener un patrón establecido de juego puede destruirse
con un gol al minuto 28. La identidad, es flexible, pluripolar, y ajustable a
cualquier atmósfera. Como añoramos aquella selección de Copa América. En el
camino, dejamos la huella, y se borró.
7-
Al levantar el rostro, el capitán avisa a la
tripulación que se acerca turbulencia. ¿La encaramos o huimos? El libre
albedrío y su bodrio significado anacrónico, le da para escoger. El camino no es
nada sencillo, si para Bolívar no lo fue, ¿Quién dijo que para la selección lo
sería? La megalomanía en nuestro balompié no debe existir. El fútbol tiene
corazón. Cuando nos humillaron, vencimos. Cuando humillamos, nos vencieron.
1+1=2. Santiago, Barinas, y San Cristóbal. Esta novela, tendrá su
desenlace en esas tres locaciones. Uruguay, tiene partidos durísimos, sigo sin
entender por qué ‘analistas profesionales’ ya eliminaron a Venezuela.
8-
Ahí está la esencia de la hermosura de las
Eliminatorias de la Conmebol, en el sufrimiento. Quién dude la responsabilidad
que cada uno de estos muchachos lleva en su corazón, es mejor que se coloque de
nuevo la camisa argentina o brasileña. Con todo el respeto que se merecen
Chile, Perú y Paraguay, les anticipo, tendrán que estar dispuestos a dejar
sangre y sudor en la cancha si desean ganarle a esta selección. Es todo o nada,
La Vorágine está escrita. Los cimientos a prueba. No es una cita cualquiera, es
el Mundial Brasil 2014 lo que se juega.
Geoff I. Hernández
Foto: El Universal.
Creo que ha sido el análisis más completo que he leído del partido contra Uruguay y quisiera compartir mi opinión. Si bien no soy ni experta en fútbol o periodismo deportivo, soy muy fanática de este deporte. Venezuela no está eliminada, sin embargo comenzó una segunda ronda de eliminatorias apostando por no perder puntos en casa y se han dejado ir puntos claves.
ResponderBorrarLo que más me ha costado aceptar del desempeño de la selección es la poca capacidad que demuestran para defender los resultados, para no decaer ante los goles en contra y la terquedad del DT.
Los empates que en jornadas pasadas se han celebrado como victorias, me frustran horriblemente y son los que hoy nos ponen en esta posición desagradable de apostar por Santiago, Barinas y San Cristóbal,porque sí.
Comenzamos esta segunda ronda dependiendo de nosotros mismos y llegamos al punto de sufrimiento que ya no está del todo en nuestras manos.
Vinotinto por siempre y para siempre. No hay otra camiseta y sigo apostando a Brasil 2014.
Sí, Nani. Tienes toda la razón. Es doloroso ver cómo una ilusión se ha ido disipando, pero lo que nunca podemos permitir es rendirnos, cuando nuestros muchachos más nos necesitan.
ResponderBorrarNo saber cómo voltear un partido ha sido una constante, hay que marcar primero si queremos sumar. Eso deja un mensaje claro, falta fortaleza mental y opciones ofensiva. Ya eso es trabajo técnico, no de nosotros. Ojalá, lo evalúen, porque se nos vienen los nueve puntos más vitales en la historia de nuestro fútbol.
Gracias por leerme, y tu evaluación me obliga a hacerlo siempre mejor. El aguante. Abrazo!!
Querido Geoff excelente analisis mi pana, de verdad tan bueno como el anterior, no me dejas de sorprender
ResponderBorrarAmigo Walter, muchas gracias por tomar de tu tiempo para leerme. Es un honor. Abrazo gigantesco!!
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