I
Ha sido difícil llegar hasta acá y lo sabes. Has transitado al norte, al sur, al este y al oeste, soñando con esa estabilidad para tu familia y con el cumplimiento de esos sueños que cabalgan dentro de ti y que Dios insiste en recordarte a diario. Te has enfrentado a turbulencias de distintas índoles: Ideológicas, espirituales, y económicas. Has visto como personas que juraron amarte y respetarte, te vendieron por menos de lo que tú como amigo le entregaste. Has construido, y has derribado. Has pagado un precio muy duro en tu soledad, enfrentando cara a cara al temor y a las voces que nos gritan en el oído que “estamos solos y que no lo lograremos”. Ninguna de las personas que leerán o escucharán sobre esta carta, tendrán una pizca de idea de lo mucho que sufriste en tus adentros, en ese universo que solo Dios conoce. Pero aguantaste, y resurgiste como el Ave Fénix, o – Como para hacerlo un poco más poético – La hoja del cerezo.
II
En tu oficio hay muy pocos como tú – Y de forma imparcial lo digo. Debe
ser un privilegio mayor y una responsabilidad incalculable ser un puente de
comunicación entre el Poder Ejecutivo de los cielos y la tierra. Hoy es un buen
día para recordarte el nivel de admiración que siento hacia ti. Hacia la
facilidad con la que has enfrentando las injusticias y como nunca utilizaste tu
don para corromperte. Aunque muchos no te hayan visto con los ojos de la
gracia, siempre habrá una nueva tierra dispuesta a reconocer la genética de
libertad y de unción genuina que hay dentro de ti. Y como te lo dije en alguna
noche fría de Caracas, todo crecerá el día en que creas en ti mismo.
III
Soy terrible en las demostraciones de amor que esta sociedad enseña. Por
eso apelo a las letras – Mi arma preferida - , y a través de ellas, quiero
desatascar cualquier fantasma del pasado, cualquier herida oculta que afectase
nuestra unión como Padre e Hijo. Porque siempre tienes la palabra que
derrumbará a mis enemigos y ese es mi mayor tesoro. Perdóname por mi eterna
duda hacia todo, por los temas de conversación que a veces te aburren, quizá
hasta por ir enrumbándome a un camino que no llegaste a imaginar. Pero si hay
algo que pueda pedirte es que nunca olvides que yo soy un trocito de ti, y de
mamá en este Universo, y en mi mochila están guardadas cada palabra, cada
dirección y cada fundamento que echaron en mí. Tengo archivada cada profecía, y
para que sonrías al momento de oír este escrito, se han ido cumpliendo poco a
poco. Y por eso descanso, porque no hay un motivo de alegría más grande para un
hombre que vivir a través de la protección de los profetas. Y es que el profeta
es el único ente autorizado en arrancar del cielo las llaves de la prosperidad,
de la protección y del conocimiento del futuro. Y yo, con el orgullo de un hijo
profesional, digo que mi futuro está asegurado en Dios a través de ti.
IV
…y me despido – Porque los trámites burocráticos de los bancos me llaman
- no sin antes recordarte que te amo y
que la razón principal de esta carta es marcar un antes y un después en la vida
de Austerling Gioffrey Hernández. Dios estaba esperando el momento en que
creyeses que era posible poseer la tierra. Ese tiempo llegó y como dice el gran
King: “No hay un camino más honesto que aquel que estuvo lleno de piedras y de
huecos, porque cuando sufrimos, es cuando más conocemos de nosotros mismos, y
conocernos a nosotros mismos nos empujará siempre a cumplir nuestro llamado”.
Tu hijo, el escritor.
G.H
“Tienes la palabra que derrumbará a mis enemigos.”