Me toca siempre hacer el trabajo
sucio. Decir lo que nadie dice, pero que muchos piensan. Arriesgarme a perder el
cariño de los débiles del alma, por ser honesto. Es un negocio abstracto que sólo la satisfacción de
acercar a la verdad a cualquiera, me puede pagar. La monotonía y simpleza nos
empuja a seguir las ideas de los demás, pero siento que estamos para mucho más.
I
Hoy es un día, como cualquiera,
soleado. Lleno de calor zuliano, domingo. El último kilómetro antes de ingresar
a otra semana de esfuerzo y dedicación laboral-estudiantil. Domingo de clásico
del fútbol nacional y de definición en el torneo clausura, eso es hoy.
Dentro de los distintos estratos
que conforman esta masa heterogénea llamada “Sociedad”, hay un denominador
común que comparten tanto los que tienen mucho, como los que no tienen nada, y
es que, el superyó del venezolano está muy desarrollado. Explico. Según Freud
(El dios del Psicoanálisis), el Superyó es: “Esa alcabala moral enjuiciadora de
las actividades yoica. Constituye la internalización de las normas, reglas, y
prohibiciones morales. “ ¿Esto qué significa en cristiano? Pues que nuestra
conciencia está genéticamente predispuesta a atacarnos sin misericordia cuando
cometemos errores, sobre todo en la juventud, cuando nos dejamos arrastrar por
las olas de la rebeldía sin causa, sin medir consecuencias frente a quiénes
tenemos en frente, los que nos lleva a decir, o hacer cosas que estremezcan las
bases de las relaciones interpersonales. El drama se anexa cuando esos
inconvenientes tienen escrito en el lienzo de vida: “Mamá”. Malas contestas,
desobediencias, supremacía anárquica, en fin, cuando eso ocurre, ahí se planta
la semilla de la culpa, y por eso insisto sin verborrea política, “El día de la
madre”, es solo una pantalla creada por el hombre con el fin de limpiar las
heridas de nuestras malas acciones a través de un regalo. A veces, somos tan
ingenuos que creemos que funciona. Para nosotros sí, pero ellas no piensan lo
mismo.
II
¿De dónde proviene el fulano día?
Remontémonos a la historia. Hace siglos atrás los griegos tomaron este día para
rendir tributo a Rea, la figura femenina más importante en la mitología de
Grecia, siendo la madre de los dioses dueño del Olimpo: "Zeus, Poseidón y
Hades". Otro punto de inflexión fue en Inglaterra, en el
Siglo XVIII, cuando Doña, Julia Ward, redactó una sensible proclama, exactamente en 1870
titulada: "Proclama del día de las madres", que revolucionó la
percepción sobre la fecha a millones de personas en todo el universo, ese fue
la génesis de esta "fecha inmaculada", ahora bien, ¿Y qué hacemos con
los otros 364 días sin connotaciones de efemérides? ¿Nos olvidamos de nuestras
progenitoras? ¿Caemos en ese vacío vicio de la autosuficiencia que nos regala
una libertad mentirosa, sin carga lógica? Cada quién es libre de desenvolver su
personalidad como mejor le parezca (Art.20 de nuestra carta magna), pero, ¿Hasta dónde llegará la
hipocresía del ser humano? Unas rosas, una carta, o mejor aún, estos nuevos
regalos 2.0, una foto en el Instagram, o 600 estados en el Facebook, ¿Esto será
el antídoto para romper con esa barrera que la mayoría de los jóvenes y adultos
tienen con sus madres? Me parece simple demagogia hacerlo de esa forma. Soy
creyente de que el amor tiene altas dosis de sensatez cuando no va atada a
ningún interés externo. Cuando la sorpresa es el ingrediente principal. De eso
soy devoto.
Siento que el vaivén cultural que
rige a nuestro país nos lleva a bailar el son de otras ideologías. No comparto
este día, aunque sí, tengo regalo para mi hermosa madre, creo que es más especial
sorprenderla un rutinario 13 de junio, a que unirse a miles de feligreses, que
intentan subsanar los problemas de conciencia con algo material. El amor de una
madre, nada lo puede comprar.
Pd: Te amo mamá, eres el amor de
mi vida. Perdóname por ir siempre en contra de lo que piensa la sociedad.
Tu primogénito: Geoff Hernández R.
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