(Para De Fútbol Somos - Buenos Aires)
1- Las dudas jamás dejarán de estar. Malgastan sus energías aquellos
que vitorean a los cuatro vientos las necesidades de buscar esquemas, romper al
equipo y hallar la perfección. Imposible, no hay tiempo. El plan desde ahora es recuperarse de esta
batalla y asentarse en la fe, en Messi, en Mascherano y Di María. Algo dejó muy
claro esta agonía extrema de Argentina: cada vez son más equipo. Las corren
todas. Los relevos van desde Higuain hasta Romero. Rojo, sigue haciéndolo todo
perfecto por la izquierda – Cuanto pesará su ausencia en cuartos – y Zabaleta
entendió que a partir del orden defensivo desde su zona, los volantes tienen
más libertad en temporización. No deslumbran, pero ilusionan. Y es que al
final: ¿Quién ha podido transitar sin sufrimiento en este Mundial de los
insurrectos?
2- Mascherano el secuestrador del círculo central lo gritó luego de
sonar el pitazo final de los noventas: “Vamos, carajo, hay que ir hacia
adelante. Hay que hacer historia”. Y el detalle está en que él está siendo
actor principal del transitar de la Argentina. Su omnipresencia en
recuperación, su intención de circular la pelota, y la capacidad de corregir
hasta un estornudo del torpe Gago y del ofensivo Di María lo engrandece aún
más. Bahremi intentó crear juego por el medio, pero se frustró. Se alejó de la
zona de Mascherano y prefirió marcar un encuentro mucho más defensivo. Javi
sigue siendo el cronómetro que mide y medirá el tiempo de participación para
esta Argentina en Brasil.
3- Suiza interceptó hasta el oxígeno argentino en San Pablo. La
previa guiaba a una hecatombe en los defensas centrales, pero Djourou se
encargó de acallar a los profetas del desastre. Por arriba sacó todo. Fue una
de las tres estampillas que tuvo Messi en la espalda en todo el partido, relevó
la zona de Rodríguez cuando se desprendía por la izquierda y potenció a Fabian
Schaar. Xherdan Shaquiri, batalló los 120 minutos contra el peor enemigo que
podía enfrentarse, la soledad. La indolencia de Drmic llenó de ira a Shaquiri,
quien creó más ocasiones él solo que toda la Argentina en conjunto. El mejor de
los helvéticos fue Xhendar, quizá está en el lugar incorrecto, y en la parte de
la historia que no debe, pero por instantes destella las formas de un jugador
que nunca será. Quizá, como siempre, yo esté errado.
4- Lavezzi y Messi vieron transformados sus guiones antes de la
primera media hora de juego. Mascherano fajado contra Behrami y Mehmedi
aprovechándose de eso para trepar por la izquierda, le dio por diez minutos el
dominio de la zona media a Suiza, lo que empujó al pocho, responsable y
empático, a irse a volantear. Messi lo emuló, y se estancó más de lo necesario en
ese sector – Más mérito de Suiza que desmerito del ‘10’- . Higuain jugaba de
espalda al arco y pivoteaba hacia las bandas, donde Zabaleta no insistía tanto
porque Di María se había asentado a perfil cambiado y por el otro lado estaba
un Rojo encendido y constante en el ida y vuelta. Era todo un reto a la
paciencia y a la perseverancia el juego.
5- En defensa mejoraron y todo esto fue producto al volanteo de
Lavezzi y la perfección de Mascherano. Fede Fernández y Ezequiel Garay
estuvieron correcto, mas no geniales. Hicieron lo justo. Cuando todos entienden
que la mejor forma de defender es atacar y que la posición de donde parten debe
ser el lugar a retornar luego de perder la pelota, la recuperación se hace instantánea
y simplista. Así lo hicieron y pudieron adueñarse del balón. La correcta
utilización del recurso de la posesión es otro tema. Hoy desmejoró. Fernando
Gago sigue siendo el culpable. Lucas Biglia en solo veinte minutos, dio más fútbol
de lo que ha dado Gago en todo el Mundial. Es cuestión de percepción.
6- Di María se cansa, como
todos los demás. El problema es que en el fútbol el cansancio es una actitud, y
eso lo sabe muy bien, Di María. Heroico partido. Acostumbrado siempre a ser
introducción y nudo en esta selección, hoy la vida le dio el regalo de ser también desenlace. Y que al final con Messi sigue siendo todo posible.
…y 7- Un
paso más. Un escalón menos. La historia comienza a verse en el horizonte. De Bélgica
o Estados Unidos saldrá el siguiente rival. Las milésimas de segundos. El
latido en la garganta. El suspiro de toda una nación y la lucha de 23 hombres
que quieren firmar el inicio de algo gigante. Hoy Argentina está entre las ocho
mejores del Mundo.
Geoff I.
Hernández.
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