1- Los noventa minutos contra Uruguay significaron mucho más allá que un triunfo
o una clasificación. Su principal análisis debe ser la demostración plena que
la angustia de la Era Sanvicente, nunca fue futbolística. El talento siempre
estuvo, está y estará. Y allí se afirma la belleza de este deporte, que no solo
de talento vivirá un equipo, sino de la gestión y sindéresis ejercida por el
líder. Los mismos zarandeados por Chile, y Ecuador, eliminaron al actual líder
de Eliminatorias y octava mejor selección del mundo. Fútbol. Radiografía de lo
inexplicable.
2-
Llegaba el tiempo de la primera gran decisión de Rafael Dudamel como
gerente de un grupo que ha rozado la gloria e ido al infierno mismo en menos de
tres años. Peñaranda – Representante de la nueva raza – sustituía a Seijas –
Capitán de los días de gloria -. Movimiento inteligente y ofensivo que dictaminaría
el ritmo de la conquista. Pero, dejemos por un instante la ejecución al lado.
Y usemos la retórica: ¿Cómo Dudamel sanó
en tan poco tiempo las heridas de un equipo roto en espíritu y en competencia?
¿Cuál es su verdadero nivel de influencia en la gerencia de un grupo de
jugadores de altísimo nivel que desean revertir las derrotas del ayer? Un
misterio digno de ser anunciado.
3-
Uruguay hizo cuatro variantes en su alineación. Donde las fichas a
observar serían los ‘Gastones’. Uno – Ramírez - tendría la obligación de darle sentido de
orientación a un equipo que dejó de jugar al fútbol y se entregó únicamente a
la intensidad. Y el otro – Silva – se encargaría de cubrir la zona derecha,
donde el trío Guerra-Rosales y Peñaranda cuando se permutase, construirían la
ofensiva llanera. Ninguno de los ingresados aportó sentido de mejora en la
escuadra ‘Charrúa’. Diluidos y sometidos por dos bloques compactos que
secuestraron y anidaron sus camisetas vinotintas en todos los sectores del
campo.
4-
El primer tiempo fue una partida de Ajedrez hasta el gol de Salomón.
Posesión del balón igualada. Venezuela mostrando rebeldía, y Uruguay
refugiándose en las temporizaciones, coberturas y en Godín y Giménez, como
respuesta a la sorpresa del planteo rival. Con ritmo en ambos lados del campo y
muy atractivo a la vista. No había diferencias visibles y solo un momento mágico parecía ser el camino para
abrir el marcador, y allí apareció Alejandro Guerra, con ese don inequívoco de
decidir correctamente y ejecutar con la delicia de los escogidos. Firmando un
disparo de 40 metros que terminaría en el horizontal que resguardaba Muslera.
El resto es historia. Rebote y sentido de ubicación del Gladiador. 0-1.
5-
Arquímedes Figuera sigue siendo el escudo del General. Entendió su papel
secundario, y a partir del despliegue físico y las ayudas a los laterales,
encontró su radio de acción. Equilibrio y aporte físico para un mediocampo
vinotinto que tiene en Tomás Rincón el segundo pase limpio. El capitán no tuvo
su partido más cómodo. Y era lógico. Arévalo Ríos y Sánchez eran el muro que
entorpecería cada asociación hacia las bandas. No fue hasta el segundo tiempo,
cuando se rompiese el encuentro, que Rincón influyese en las posesiones. Su
trabajo de anticipación y de ayudas a los centrales fue espectacular.
6-
Adalberto Peñaranda. El protagonista de una noche inolvidable. El
próximo crack sudamericano. El destino ya lo decidió. Y por suerte, nació en
nuestra tierra. Tiene todo los argumentos técnicos y tácticos para triunfar en
el fútbol élite. Ayer acertó en todo, hasta en sus imprecisiones y nervios.
Encaró a Uruguay como si fuese una partida del barrio. Irreverente, solidario
en defensa, y con una coordinación en el manejo de balón tan llamativa, que era
inevitable no imaginarlo como víctima de la frustración uruguaya. Tuvo dos
ocasiones para matar la partida. No lo logró. ¿Y qué importa? Si en el trabajo
invisible lo hizo todo perfecto. Obligó a Maxi Pereira a subir apenas un par de
veces al ataque. Atacó por fuera y por dentro. Y lo mejor de todo, jugó como si
tuviese 26 años y fuese ficha del Barcelona. Cuando en realidad, tiene 18 y
juega en el Granada. El límite lo pondrá su carácter. De resto, es imposible
imaginarlo fallar.
7-
¿Final de una Era? Probablemente. El ‘Maestro’ tiene un último reto.
Rusia 2018. La salud y la reestructuración en la identidad futbolístoca de
Uruguay serán sus jueces. Los héroes de Sudáfrica han ido cayendo. Y es un
momento inmejorable para insertar en el proyecto a la nueva camada. En los
brazos de Godín-Cavani-Suárez está el futuro próximo del gigante del mar del
plata mientras se desarrolla la cantera. ¿Fracaso? Por supuesto, a esta
selección nunca se le exigirá menos que estar en los 4 mejores. Por cierto.
Nico Lodeiro en 10 minutos hizo sufrir a Venezuela. Frágil lectura del partido
para el cuerpo técnico.
8-
Venezuela debe aprender a liquidar este tipo de partidos. Pues, son los
que clasifican a un Mundial. Ayer, ese sufrimiento final pudo haber sido
evitado. Mención especial para la línea defensiva. Vizcarrondo expelió todo –
Excepto ese error del 1T -, González cada día se parece más en funcionamiento y
en movimiento a Rosales. Feltscher, tiene todo lo que pedíamos de un lateral
por la izquierda. Responsable con los metros a sus espaldas. Sin temor para
reventar la pelota al costado, y preciso en las barridas. Wilker Ángel,
entendió que este era su partido bisagra y así compitió. Como si mañana dejase
de ser jugador. Él es una de las mejores noticias. La Vinotinto tiene central y
futuro capitán por varios años.
Y 9- La grandeza se puede reconstruir. Y esta Copa es una hermosa
oportunidad para competir en favor de una nación necesitada. Librando una
guerra en el campo que sirve de fe para millones de venezolanos. Y Dudamel como
líder tiene la misión de hacerles entender a los 23 guerreros trajeados de
vinotinto que son los creyentes de un nuevo tiempo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario