1- En el post anterior, alabábamos, la habilidad que tuvo el técnico venezolano de
restituir la capacidad competitiva en un margen de tiempo, relativamente, corto.
Sus fundamentos – Presión coordinada en las tres zonas, sentido en la
elaboración y sobre todo, Peñaranda – imprimían un envión de seriedad que le
daba color a la víspera de los cuartos de finales. Messi, Martino y Mascherano,
intuían problemas si el muchacho del Granada lograba tener espacios para correr
al recuperar el balón.
2-
Pero
Peñaranda se lesionó en el calentamiento precompetitivo, y a partir de ahí, no
paró de llover en la cantina vinotinto. El dilema inesperado empujaba a
Dudamel, a tomar la segunda gran decisión del torneo. ¿Mantener la fidelidad a
los recursos de sangre nueva que ya funcionaron (Del Valle-Velázquez-Añor) o recostar en la experiencia el ritmo del
partido (Seijas-Vizcarrondo)? Las respuestas a esas interrogantes, hundieron a
la selección venezolana antes del pitazo inicial.
3-
Argentina, en la otra acera, interpretó a la
perfección el fruto de las inseguridades con las que ingresó Venezuela a la
cancha. Messi, fue el wing derecho que conquistó la Copa del Rey 2015 frente al
Athletic. Libre, con cuatro y hasta cinco opciones de pase, y sin ningún
sistema defensivo contrario que le tropezase al momento de elegir a quién pasar
la pelota. Con la soberanía de su don en el máximo esplendor nació el 1-0. Alley-oop
homenaje a Riquelme, y definición grosera de Higuain.
4-
La
selección de Dudamel seguía con un pánico escénico que eclipsaba cualquier
opción de igualar las acciones. No hilvanaban dos pases seguidos, y la
estructura táctica de sus zonas estaba rota. Libra por libra, la diferencia era
mucha. El oficio llevó a la albiceleste a un lugar de superioridad, que en realidad
no era tan dramática. Efecto Placebo. Y aunque suene paradójico, ha sido la
presentación albiceleste más irregular desde el aspecto defensivo y la más
dependiente del error rival que se ha visto en toda la Copa. El 2-0 antes de la
primera media hora, confirmaba a vox populi, que Venezuela aún no aterrizaba en
Boston. Error grotesco de Figuera, de esos que te sacan de los mundiales y de
las copas.
5-
Hasta
que llegó el lapso de la resurrección. Un error en salida de Romero-Mascherano,
producto a la presión alta de Figuera, le brindó a Rondón la primera ocasión clara
de gol. Los siguientes quince minutos fueron un festival de fútbol sustentado
en el adelantamiento de las líneas, la sobrenaturalidad de Rondón y en la
presión ejercida sobre Banega. Y es ahí, donde no se puede ocultar la verdad.
Una decisión actitudinal del colectivo, y el retorno a los recursos que
atrajeron el éxito en la primera ronda del torneo, obligó a la principal
candidata, a protegerse contra las cuerdas.
6-
Venezuela
tardó 35 minutos para creer que podía herir a su rival. Y si le das ese
obsequio a Messi y su clan de la fe. Seguro lo pagarás caro. Con todo y eso,
Rondón – Quien destronó a placer a Otamendi las veces que quiso – ya había
firmado el vertical izquierdo y exigido al máximo a Romero, el Salvador. Quince
minutos que sacaron lo peor de la Argentina de Martino. Y que daban la guinda
al pastel, con el penal que terminaría de sentenciar el desarrollo de esta
llave.
7-
Juzgar
es acusar sin fundamento. Y en el caso Seijas no es un pecado señalar que el
contexto del partido no estaba para ningún acto de irresponsabilidad. Errar en
la toma de decisiones es otra forma de destruir el esfuerzo colectivo. ¿Cómo
verle los ojos a tus compañeros sin sentir culpabilidad? Romero, atajó sonrió y agradeció a su Scout por haberle
indicado el camino a la semifinales.
8-
El capítulo
complementario solo sirvió para observar la transición de la Argentina de
Biglia – La que subcampeonó en Brasil y Chile – a la Argentina de Banega – La que
probablemente, gane la copa -, Messi seguiría su luna de miel en el torneo, y
se cargaría el record de Batitusta. Martino, reafirmaba la corriente táctica de
sustituir el 4-3-3, por el 4-3-1-2 en las segundas mitades, y para que Nico
Gaitán se graduase como ese obrero silencioso que le facilita el escenario a
sus superiores. Un indispensable en este nuevo grupo.
9-
En Venezuela,
es ahora o nunca. O se le permite a esta renaciente generación dictar las
nuevas formas de competencia, y terminar así sepultando de una vez por todas, esos vicios trajeados de errores que han
manchado los momentos críticos de nuestra historia o el temor seguirá siendo el
estandarte que nos represente y nos arroje a ese vaivén futbolístico que ha
impedido el verdadero despertar. Esta generación tiene todo para ser exitosa.
Tiene el don y tiene el líder. ¿Se tendrá el empuje necesario para transformar
el plantel? Veremos.
Y 10– 'El Clan de la fe', va contra Estados Unidos. O lo que es lo mismo. Irá
preparando su arsenal, hacia la penúltima conquista antes del Campeonato. ¿Cómo
dudar de un equipo que ha visto la gloria escurrírsele de las manos dos veces
en menos de tres años, y aún no se rinde? La jerarquía es la coraza de
protección que separa a los campeones de los competidores. Siempre será así. La
jerarquía de ser más.
Geoff
I. Hernández
No hay comentarios.:
Publicar un comentario