II
Odio la rebeldía con todo mi corazón. Ha sido la manzana prohibida de mi
edén en muchos capítulos de mi vida. Me eleva a un éxtasis difícil de
describir, y luego me arroja al infierno de la deshonra. Enfrentar cara a cara
a este sistema invisible, corrupto y dañino, solo lo comparo con esa rubia de ojos
verdes, cabellos rizados, de cuerpo perfecto que tanto daño me hace, pero que mientras
más la odio, más la necesito. Todo es culpa tuya, Napoleón. Maldigo el día que
decidí adherirme a esta estupidez gigantesca. ¿Cómo derribar a un gobierno
opresor si ni siquiera pudiste destruir esos ruidos mentales que te gobiernan? ¿Cómo
acabaremos con la tiranía si los primeros tiranos somos nosotros al
destrozarnos con nuestros propios juicios? Aquí estoy, a tu lado, sin recitarte
una sola palabra. Quisiera sacar mi navaja, y tatuarte la espalda, pero luego observo
tus ataques esquizofrénicos y retrocedo. Siento pena por ti, y por mí al creer
en ti.
Ayer me visitó el párroco de la ciudad- ahora entiendo las razones de mis
vómitos matutinos- , malgastó una hora de su vida intentando adoctrinarme bajo
las estructuras dialécticas de su religión y luego de girar en círculos
verborreicos, terminó acusándome de ser
un terrorista del alma. Es un imbécil. Ni se molestó en traerme un poco de agua
limpia. Él trajeaba su sotana recién
planchadita con olor a jazmín, y yo, después de diez días solo huelo a mierda
con aroma a yerbabuena. Allí radica la síntesis de la religión mundial. Un
montón de caníbales peleándose entre sí para tener la mayor cantidad de almas
temerosas bajo su poder. El terror es su arma favorita. Su enlace con el infierno.
Te dicen que sufrirás la ira de los dioses si no los sigues y te obligan a
entregar todo, pero jamás te enseñan a libertarte de ti mismo. De esa manía
autoflagelante que galopa - como purasangre en la sabana- libre y sin restricciones dentro de tu mente.
Tú te podrás cansar de pelear, pero tu enemigo no. Al menos hasta que te vea
muerto.
Me enteré del juicio que se acerca. También de los volantes que se
reparten por toda la ciudad en nuestra contra. Entendible. Probablemente si
estuviese en la posición de los afectados haría lo mismo. Pero esto es
redención. No es jugar al kamikaze ideológico, es derrumbar las tinieblas que
navegan libres en mi alma. En la de Napoleón. En la de Nazut y la de Vilhem.
Ellos creen que al encarcelarnos todo acabó. Ineptos. Apenas esto empieza. Es
como la ola que golpea una roca y luego desvía su destino hacia cientos de
lugares. Mi corazón sigue rebelde, late sin uniformidad, a veces creo que lo
vomitaré. Esta fiebre producto a la picadura de la araña que estaba dentro del
pan que me dieron ayer en la noche solo aumentó mi deseo de vendetta. Apelo al
silencio cuando irrumpen cada madrugada, y sin piedad alguna encienden sus
cornetas a todo volumen. Ese proceso satánico previo al bombardeo de preguntas.
Stannis es el guardia más cruel, por él perdí tres dientes. A él y a su
pequeñito Seth les tengo un regalo especial.
Napoleón está convulsionando, y los perros de los guardias comienzan a
ladrar, el show está por comenzar.
PD: La libertad no se hereda, la
libertad se adquiere a precio de sangre, y de mucho temor.
Melbor Dysis Nell (G.H)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario