domingo, 20 de abril de 2014

Alusiones Temporales (Parte II)

(La Tormenta)

II


Odio la rebeldía con todo mi corazón. Ha sido la manzana prohibida de mi edén en muchos capítulos de mi vida. Me eleva a un éxtasis difícil de describir, y luego me arroja al infierno de la deshonra. Enfrentar cara a cara a este sistema invisible, corrupto y dañino, solo lo comparo con esa rubia de ojos verdes, cabellos rizados, de cuerpo perfecto que tanto daño me hace, pero que mientras más la odio, más la necesito. Todo es culpa tuya, Napoleón. Maldigo el día que decidí adherirme a esta estupidez gigantesca. ¿Cómo derribar a un gobierno opresor si ni siquiera pudiste destruir esos ruidos mentales que te gobiernan? ¿Cómo acabaremos con la tiranía si los primeros tiranos somos nosotros al destrozarnos con nuestros propios juicios? Aquí estoy, a tu lado, sin recitarte una sola palabra. Quisiera sacar mi navaja, y tatuarte la espalda, pero luego observo tus ataques esquizofrénicos y retrocedo. Siento pena por ti, y por mí al creer en ti.

Ayer me visitó el párroco de la ciudad- ahora entiendo las razones de mis vómitos matutinos- , malgastó una hora de su vida intentando adoctrinarme bajo las estructuras dialécticas de su religión y luego de girar en círculos verborreicos, terminó  acusándome de ser un terrorista del alma. Es un imbécil. Ni se molestó en traerme un poco de agua limpia. Él  trajeaba su sotana recién planchadita con olor a jazmín, y yo, después de diez días solo huelo a mierda con aroma a yerbabuena. Allí radica la síntesis de la religión mundial. Un montón de caníbales peleándose entre sí para tener la mayor cantidad de almas temerosas bajo su poder. El terror es su arma favorita. Su enlace con el infierno. Te dicen que sufrirás la ira de los dioses si no los sigues y te obligan a entregar todo, pero jamás te enseñan a libertarte de ti mismo. De esa manía autoflagelante que galopa - como purasangre en la sabana-  libre y sin restricciones dentro de tu mente. Tú te podrás cansar de pelear, pero tu enemigo no. Al menos hasta que te vea muerto.

Me enteré del juicio que se acerca. También de los volantes que se reparten por toda la ciudad en nuestra contra. Entendible. Probablemente si estuviese en la posición de los afectados haría lo mismo. Pero esto es redención. No es jugar al kamikaze ideológico, es derrumbar las tinieblas que navegan libres en mi alma. En la de Napoleón. En la de Nazut y la de Vilhem. Ellos creen que al encarcelarnos todo acabó. Ineptos. Apenas esto empieza. Es como la ola que golpea una roca y luego desvía su destino hacia cientos de lugares. Mi corazón sigue rebelde, late sin uniformidad, a veces creo que lo vomitaré. Esta fiebre producto a la picadura de la araña que estaba dentro del pan que me dieron ayer en la noche solo aumentó mi deseo de vendetta. Apelo al silencio cuando irrumpen cada madrugada, y sin piedad alguna encienden sus cornetas a todo volumen. Ese proceso satánico previo al bombardeo de preguntas. Stannis es el guardia más cruel, por él perdí tres dientes. A él y a su pequeñito Seth les tengo un regalo especial.

Napoleón está convulsionando, y los perros de los guardias comienzan a ladrar, el show está por comenzar.

PD: La libertad no se hereda, la libertad se adquiere a precio de sangre, y de mucho temor.


Melbor Dysis Nell (G.H)

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