miércoles, 23 de abril de 2014

El antídoto de Chamartín

1 – En la espalda de Ancelotti hay mucho peso, tanto como en el mítico recinto de Chamartín. Las noches son más oscuras, o quizá más blancas cuando el rugido merengue se despierta. La llegada de Al Capone solo habrá valido la pena si terminan de romper la maldición de la décima. Esa gema valiosa que se le ha escondido a la institución más grande del mundo por más de ocho años. Hoy vencieron, pero sinceramente no sé si eso signifique que estén más cerca de alcanzar la gloria.

2- Desnaturalizarte para ganar. Es un concepto nuevo que pocos logran aceptar – Yo tampoco -  pero que el hincha radical abraza. Eludir el espectáculo, y asegurar la victoria. Discutirle la posesión a los equipos de Guardiola es una estupidez. Nadie salió vivo cuando lo intentaron. Por eso Ancelotti decidió ceder protagonismo, y disfrutar de espacios, pocos, pero espacios al fin. Alonso fue el héroe de la noche. Lúcido, omnipresente, aguerrido. Recordando esa garra que lo llenó de gloria en el Liverpool. Le comió la costilla a Schweinsteiger y le obligó a realizar el peor partido en toda la temporada. Era el rastrillo de la mediacancha, arrasaba con todo. Isco volvió a tener otra de esas noches, donde el silencio y la ausencia de protagonismo lo llena de gloria. Esa pausa brutal que hace en los momentos de transición, hoy le vale al Madrid una Copa del Rey y medio pase a la final.

3 –Muchos son los recuerdos de Guardiola en el Bernabéu. Gloriosos y perfectos todos, hasta el de hoy. Los primeros quince minutos fueron una poesía, una asociación de escritores que postearon una historia maravillosa, pero sin un final feliz. Solo restó el gol para aplaudir la perfección. Le secuestró, una vez más, el protagonismo en su casa al Madrid. Un mundano diría que de nada importa si pierdes, un filósofo pensará en el futuro y reflexiona. Noventa minutos en el Allianz Arena pareciera ser mucho tiempo.

4- Cristiano jugó, pero no compitió. Esto es logro absoluto del Bayern. El asesino de mira exquisita pudo haber liquidado la eliminatoria, y perdonó. En ocho días sabremos la repercusión de esa acción. Bale faltó, y en demasía. Karim sigue demostrando su genética goleadora en Champions y Di Maria, aunque no estuvo mágico como otras veces, respondió y sufrió en los repliegues.

5- Iker vale una Champions. Es difícil ser perfectos por 180 minutos, pero la maestría con la que Casillas limpia los desastres que a veces dejan Pepe y Ramos es de admirar, y te empuja a ver al Madrid como candidato siempre a la pelea. El Santo que lo protegió en Johannesburgo, en Glasgow y en Dortmund sigue más fiel que nunca.

6- Las sorpresas suelen irrumpir en noches especiales como estas. Antes del partido, las miradas merengues y hasta muniqueses, estaban centradas en los laterales del Madrid. Carvajal y Coentrao. Dos monedas al aire, que hoy se contagiaron del coraje colectivo y pintaron un lienzo de partido que secó y minimizó casi en su totalidad las apariciones de Ribery y Robben. Levántese y aplauda al español, cuya deficiencia ofensiva es notable, y al portugués, al cual el dictador Mourinho se encargó de destruirle la autoestima.

Y 7- En Alemania la cerveza tiene otro sabor, las rosas huelen distintos, y el fútbol es otro universo. Guardiola sabe que no salió mal parado del Bernabéu. Que un partido dentro de los parámetros de los primeros tres meses de trabajo aniquilaría al Madrid. La cuestión es  saber cómo reaccionará Ancelotti.  Los fundamentos están echados y la moneda está en el aire. Hoy, el Bayern salió de Chamartín, con una mordida en el calcañar. ¿Será suficiente el veneno inyectado para asesinar a la bestia?


Geoff I. Hernández

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