1- Como un
prisionero sentenciado a la horca, meditando en silencio y con más pasado que
futuro, así se presentó el Barcelona a Mestalla. Al corriente de cuál sería el
final de esa batalla innecesaria. Lleno de telarañas ideológicas que se fueron
gestando desde el 26 de Octubre y que terminó su proceso paralizante este 16 de
Abril. Ocho días fueron suficiente para arrojar al infierno tres títulos y toda
una temporada. Atlético. Granada. Real Madrid. Tres instituciones, treinta y
tres futbolistas, y tres técnicos entendidos de que a este Barsa desgastado,
deprimido y carente de identidad no se le puede temer. Tres derrotas de
etimologías semejantes, un gol tempranero, y luego a tomarse una taza de té,
mientras contemplas la descomposición genética del mediocampo culé, cuyo único manual
ofensivo se reduce a la torpe salida lavolpiana, el toque hacia el centro y el
desahogo a la banda (Producto a la presión) de la peor versión de Alves en toda
su carrera. Centro y revoleo de la defensa y volvemos a empezar.
2- Real Madrid
mantiene intacto su respeto hacia el Barsa, incluso más del que debería. Los
fantasmas del pasado quizá sigan girando en la cabeza de Ramos, Pepe y hasta
Casillas. Hoy tenían todo para golear, excepto a Cristiano, ese asesino en
serie de puntería exquisita. Jugaron con espacios, a su ritmo, y frente a un
sistema defensivo cuyos integrantes ignoraban el sentido de responsabilidad al
momento de retroceder. Esto lo agradeció Bale, quién firmó una de las
esprintadas más espectaculares que he visto en mucho tiempo (Amén del fairplay
de Bartra, quien temió empujarlo al galés), definiendo por debajo de las
piernas de un Pinto de otra división. Honor a Di María, quién sigue alzando su
cotización en el Wall Street del fútbol mundial. Es como un galgo rabioso y sediento
de gloria. Por fuera, por dentro, presiona, muerde, centra, patea. Es una caja
de Pandora de contenido eterno. Sería una locura dejarlo ir.
3- El Madrid
de Isco es lo más parecido a la herencia de Mourinho. Tres toques eran
suficientes para transformar una aburrida sesión de toques del Barsa a una
contra letal, guiada por un director de orquesta que tenía las hojas
pentagramadas lúcidas y correctas para hacer sonar al chelo de Benzema y al
violín de Bale. Él es el culpable de los errores que jamás se le habían visto a
Busquets. Él inició el primer gol y llenó de nubes a la zona dos blaugrana.
Modric sigue siendo frío, como su mirada. Frente a cualquier arritmia de juego,
llega él con su paz interior para frenar y rearmar. Tremendo Luka. Benzemá corrió,
quizá más que en otros partidos, pero sus movimientos no eran para beneficio
propio, eran para empujar a Bale al 1x1 en banda, el plato preferido del 11.
Karim, sigue siendo un delantero polivalente, y sólido desde la salida de
Higuain. Entiende lo que el equipo necesitaba para ganar y lo cumple.
4 4- Daniel
Alves es el culpable de muchas de las desgracias del Barcelona y Mascherano es
quién más sufre su crisis. El brasileño ataca sin pensar en sus espaldas, sin
pensar en los centrales, tira al menos cien centros por partidos, ninguno
termina en nada. Intenta desesperadamente ocultar sus carencias con alguna
ocasión de gol. Lo que no entiende Dani es que mientras su cerebro no esté en
armonía con su físico será imposible que sus galopadas anárquicas sean
productivas. Ignora aquel principio de Guardiola que decía: “Laterales, sois
libre de atacar, solo si sois responsable en su zona de defensa y no complicais
la de vuestros compañeros”. Hoy Alves está en la cornisa. Desorientado. Sin
ideas. Ahogando sus penas en el mundo 2.0. Perdió el balón que terminó en gol
de Di María. Bale surcó libre por su zona defensiva para anotar el segundo y Benzema
desaprovecho el vacío en la derecha, errando al menos tres claras. Alba,
jugando roto, supo limpiar los charcos que el brasileño dejaba en su embriaguez
futbolística.
5- Ni Martino,
ni Ancelotti. Ninguno pesó en el encuentro. El juego se desarrolló bajo el
guión de los veintidós jugadores. Lo del rosarino ya es una resignación que
data desde hace cuatro semanas. Atado de manos. Lo que sí sorprendió fue la respuesta
del italiano luego del segundo gol del Madrid. Varane y Casemiro, empujando al
Madrid a jugar al lado de Casillas, y permitiéndole al Barsa trasladar la
pelota con un peligro escalofriante. Sí, es verdad, faltaban cinco minutos,
pero casi paga la cobardía cara. Me preguntaré siempre con insistencia, qué
hubiese ocurrido si Neymar ponía el 2-2 en el minuto 90. ¿Aguantaría el Madrid
30 minutos más con cuatro centrales en su propio arco? ¿Fue la decisión más
sensata de Ancelotti defenderse con diez? No lo creo, y millones de madridistas
tampoco. Por suerte, no terminó en tragedia esa decisión. Con todo eso, ya
Ancelotti sumó su primer campeonato, y con una sonrisa en el rostro prepará la
guerra contra los alemanes.
Y 6- Messi
sigue dolido, como un hijo castigado por su padre. Con la mirada perdida. Lleno
de pensamientos taciturnos que nublan su conciencia y no le permiten esprintar
en cada jugada. Quizá no sea tan fanático de la libertad extrema. Quizá
necesite a alguien en la banda técnica que le recuerde quién es. Quizá guarde
su furia para el mundial, quizá le cuesta zafarse de las jaulas defensivas, o
quizá simple y sencillamente ve la transformación de este Barsa y esté triste.
Quizá.
Geoff I. Hernández.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarExcelentes letras para darle mas sentido a lo que ya latigos de pensamientos venían azotando nuestras cabezas!! Me encantó Geof de verdad excelente.
ResponderBorrar