sábado, 21 de junio de 2014

Cuando el fútbol lo es todo...


  1- El partido fue un monumento al fútbol. Un orgasmo extendido por noventa minutos. Un irrespeto mutuo que llevó al máximo la necesidad de conseguir el triunfo. Cada sprint se realizaba como si el mundial fuese a terminar, y en parte era cierto, Ghana estaba al borde la cornisa luego de la extraña derrota contra Estados Unidos, y solo una actitud mejorada y la utilización correcta de los recursos le podía asegurar la permanencia en el torneo. Atsu, Gyan y Andre Ayuw, lideraron la emboscada contra ‘Los Hermanos del norte’. Su inocencia y la errada toma de decisiones al momento de finalizar las transiciones defensa-ataque, les quitó la oportunidad de sumar tres puntos.

2-    El mismo que hizo del debut alemán una adicción a la perfección, convirtió esta segunda presentación en una guerra casi perdida en la media-cancha. Sami Khedira. Low erró al ubicarlo y quitarle la libertad con la que funcionó en el primer partido. Lo encapsuló y el ritmo de juego terminó de engullirlo en zona de destrucción, y si a eso le añades la versión más gris de Phillip Lahm en mucho tiempo, que no creaba, no defendía, ni era factor de corrección – Da muy poco a esta Alemania - se podía anticipar que ‘Los hermanos del norte’ la pasarían mal contra los africanos velocistas. Kroos se convirtió en la fuente que regaba la necesitada zona del tridente ofensivo. Ozil no fue Ozil y Muller esto lo sintió. Las permutas que liquidaron a Ronaldo y su crew, no surtieron efecto y esto en parte por la necedad de Mensah, Rabiu y Boye quienes cortaron cualquier asociación peligrosa a tres cuartos de cancha para Alemania.

3-    Ghana entendió que este partido en la pizarra táctica no se ganaba, el primer triunfo sería empujar a Alemania al sector físico y frenético del ida y vuelta, y lo logró. Gyan y su energía conmueve a cualquiera. Sulley Muntari, y sus indomables demonios internos, le dieron la jerarquía que por instantes hizo ver a Ghana mucho mejor en funcionamiento colectivo que ‘Los hermanos del norte’.

4-    Hoy Alemania dejó de ser el primer favorito para ganar el Mundial. La perfección que intentaron tejer en el debut no tuvo tanto peso como la reacción jamás imaginada por Low cuando sentía que el fantasma de la derrota le respiraba en la oreja. De por sí, tener a Lahm como pivot en una extrañísima intención de juego de posición era el peor de los errores, la inclusión de Klose como revulsivo final desnudó la verdadera esencia del cuerpo técnico de ‘Los hermanos del norte’, apelar al pasado cuando la evolución táctica falle. Los falsos laterales terminaron siendo una cargar negativa al momento de construir desde atrás. Mustafi el peor de todos.

5-    Los espectáculos de esta naturaleza casi siempre vienen producto a errores tácticos y aciertos técnicos. La inclusión de Schweinsteiger le salvó el pellejo a la terrible lectura que había tenido Low del juego. Lo metió en la posición que usó con Khedira contra Portugal. De libre. Y todo cambió. Bastian que no nació para ser suplente, dio más fútbol en quince minutos que todo lo que le dio al Bayern en los últimos dos meses. Increíble. Lo salvó a Lahm, quien quedaba en la línea de fuego ghanés en los contragolpes. Limpió las jugadas y armó la amplitud para que Gotze y al final Klose terminaran siendo los beneficiados. Lo lógico sería que Lahm regresara a la banda y Schewi se adueñara del pivot en zona media.

6-    Portugal será el último escalafón que deberá superar Ghana para poder estar en la fiesta de los ‘16’, y la única opción clara que tiene, es hacer una copia al carbón de este partido. Ni más. Ni menos. Entre las falencias y las descomposiciones tácticas, el talento y el coraje deben dar la cara. La familia lo es todo. Andre y Jordan lo demostraron. Que el vicio de la inconstancia no eclipse esta presentación tan digna.

…y 7- El reto más grande para ‘Los hermanos del norte’ en este Mundial ni siquiera es ganarlo, es conseguir la verdadera identidad que se tatuarán por los siguientes diez años. Hoy transitaron entre el deseo de evolución y los temores del pasado.


Geoff I. Hernández

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