1- La caída del
gran dictador llegó, y mucho más temprano de lo que se esperaba. Tan dramático
como suena, así fue el debut de la campeona, de la dueña del trono mundial,
quien recibió una descarga de humildad y de esfuerzo por unos valientes
soldados vaangalistas trajeados de vendetta y de deseo de pintar una nueva historia,
y es que Robben lo dijo: “Llevo cuatro años yéndome a dormir con aquella
pesadilla de Johannesburgo”, sí, ya saldrá el radicalista a decir que en 2010
era una final y hoy solo un partido de grupo, pero lo que ocurrió en Salvador fue
un movimiento telúrico en los cimientes de España.
2-
La inserción
de Costa en el once inicial demostró lo urgente que está España de una
renovación. El brasileño naturalizado, hoy habló portugués mientras que el
trivote central hablaba catalán, español y vasco. Sin Koke y sin un acompañante
en la delantera que le arrastre la marca, Costa se mostrará incómodo y sin
ningún chance de evolución. Hoy las dos que tuvo – Gracias al genio Iniesta –
lejos quedaron de ser aprovechadas. De Vrij disfrutó un montón las ingenuidades
asociativas de Costa.
3-
Holanda no
jugó un buen primer tiempo, pasó la mayoría de los minutos saltándose líneas y
buscando con pelotazos a RVP, y lo único que encontraba era perder la posesión
y no ocasionar ningún peligro. El penal dudoso fue lo mejor que le pudo pasar a
‘Los ciudadanos de los países bajos’, a partir de allí, De Guzmán y De Jong
dieron un paso al frente, desapareciendo del campo a la versión más gris de
Sergio Busquets y nula de Xavi Hernández. Cuando se somete la medular a España,
las bandas no son opciones claras de ataque. Azpilicueta, el reconvertido, se
va por lo sano, defender su zona y evitar los desastres a sus espaldas, y Alba nunca
aprovechó el espacio que Holanda dejó por la izquierda.
4-
El fútbol es
ánimo, fe y coraje. En ese orden. El empate supersónico de RVP, le abrió la
puerta a la esperanza, ese ingrediente indispensable para construir hechos
inolvidables. La génesis del empate holandés fue casi el 2-0 de España,
desnudando el mapa táctico de Van Gaal. Corte en el fondo y en dos pases estar
por la zona de los aleros. Centro y gol. A partir de allí, llegaría el
bombardeo de ‘Los ciudadanos del los países bajos’, fútbol. Orden. Paciencia y
una eficacia alarmantemente constante.
5-
España se
fue al descanso limpiándose la sangre que le dejó el bofetón de RVP, pero ni el
más negativo de todos los catalanes – Y vaya que hay bastantes – se podría
imaginar la desgracia, la humillación, la lección de fútbol y sobre todo, la
caída estrepitosa que sufrirían los reyes del mundo. Blind, De Vrij y Martins
fueron tres gandolas que surtieron de espacios a través de diagonales a Robben,
el eje de la vendetta, quien se juró nunca fallar de nuevo frente a Casillas.
Dos goles lleno de catarsis, de limpieza del alma, de Namasté, que le
permitirán a Robben ver lo que resta del mundial con otra disposición, y es que
de eso se trata el fútbol, de recordar las miserias del pasado para
transformarlas en grandezas del hoy.
6-
Del Bosque
tiene mucho trabajo por delante, y la parte principal de la revolución será
devolver la sangre a los ojos de sus jugadores. El talento no lo es todo, y
menos en un Mundial, que reúne la ilusión de centenares de portadores de fe. La
intensidad se quedó en Lisboa, en Can Barca y en la Cibeles. Hoy la campeona
del mundo fue una película de drama, de suspenso y de mucha angustia. El reloj
de arena comienza su andar, y si la metamorfosis no llega, el final estará
cerca, muy cerca. ¿Será la nueva versión de La Maldición de Lippi en el 2010?
…y 7- Holanda
puede ser herida, pero también tiene herramientas para hacer mucho daño, y si
su tridente de la gracia: Van Persie, Robben y Sneijder siguen con sangre en
sus ojos, las oportunidades irán in crescendo y lo que se presume en un proceso
de renovación, podría saltarse las etapas y quedar en una nueva historia de
amor de la Naranja Mecánica. El eterno subcampeón. Hoy pisaron el yugo
monárquico y sepultaron las jerarquías. Hoy fueron fútbol, y hoy derrocaron al
gran dictador.
Geoff I. Hernández
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