miércoles, 18 de junio de 2014

El final siempre llegará...

   1-…y pensar que todo comenzó aquella nublada mañana del 6 de diciembre cuando el resquemor y los temores invadieron a un Sampaoli deprimido que veía como la crueldad del azar los emparejaba en el grupo con los dos finalistas del Mundial 2010. Una semana duró el despecho en las profundidades de su hogar, hasta que la voz de la sabiduría le mostró el camino a seguir. Y es que la familia lo es todo, y de allí salió esa arenga que Sampaoli jamás olvidará: “Los que deberían estar preocupados son ellos, no tú. La plantilla que llevarás al Mundial bastará para ganarle a España y a Holanda”.

2-    Vicente Del Bosque, el gestor de grupo más correcto en la historia, mostró su lado más oscuro, esa terrible incapacidad de reaccionar tácticamente a las distintas variaciones del partido. En sus interiores se sabía inferior, y por más que lo evitaba mostrar, las costuras del caos lo desnudó en la cancha. Xavi y Piqué fueron los sacrificados, pero el problema no eran solo ellos, lo actitudinal se unió con la ausencia de automatismos que permitieran acrecentar un volumen de juego que viene en caída libre desde la bofetada de las Confederaciones, sirviéndole en bandeja de plata la oportunidad a Chile de hacer tangible su vendetta luego de aquel injusto partido en Sudáfrica 2010 bajo la tutela de Bielsa.

3-    Iker Casillas ha sido el peor jugador de España en el Mundial. El efecto Mourinho trascendió en su ser. Ya no es el capitán que ordena los bloques desde su predio, ni mucho menos ese santo que detenía hasta los estornudos de los delanteros. Hoy, solo quedan retazos de sus historias, y eso aún le basta para estar entre los mejores. Y no es la cantidad de goles recibidos, es esa nube gris que se nota a su alrededor y que le incapacita de reaccionar en acciones que nos tiene acostumbrado a dominar. Iker terminó siendo una víctima del dictador.

4-    Alexis y su romance eterno con la grandeza. No fueron soberbias sus palabras cuando se autoproclamó ‘Jugadorazo’ en Barcelona, no solo lo es, sino que la forma como gerencia la libertad entregada por Sampaoli ha sido brillante. Abrazó la responsabilidad que significa moverse entre los bloques sin desordenar el repliegue defensivo y las temporizaciones en ataque, y potenció a cualquier jugador que estuviese cerca de él. Es el ‘Man of the team’, el dueño de los tiempos, y de las esperanzas chilenas. Alexis, el asistidor. Alexis, el omnipresente. Alexis, el asesino de los reyes del Mundo.

5-    Sampaoli tiene mucho que ver en el sepelio del dictador de Europa. Supo leer a la perfección las lagunas defensivas que Australia le produjo al trío de centrales, y la inserción de Silva le permitió a Medel y a Jara  disfrutar de seguridad y de encargarse de las pocas escapadas de Pedro o Costa. Aranguiz sigue siendo el termómetro de Chile. Lo hace todo bien. Desde cuidarle las espaldas al tocado Rey Arturo, hasta fungir de goleador. Marcelo Díaz fue la peor pesadilla de Sergio Busquets. Sus permutas constantes y su invitación al 2x1 hacia Aranguiz le cortó cualquier circuito de creación de Koke, Alonso o Cazorla. Bravo por Bravo. Su ficha con el Barcelona fue esa motivación extra para comerse el juego, y lo hizo. Desde hoy comienza la competencia con Ter Stegen por la portería del Can Barca.

6-    Habrá que destruir para reconstruir. Viene un camino largo y de muchas ausencias. España tendrá que apartar a unas fichas de ‘La generación de oro’, y abrirle las puertas a la banda que liderará Koke. La mayoría de la culpa la tiene el Cuerpo Técnico. Las decisiones llenaron de grises la atmósfera del camerino, y eso para una selección cuyo talento es indiscutible, pero ya hastiados de triunfos era un suicidio, aparte las ubicaciones de Xavi contra Holanda, y el funcionamiento dramático de Azpilicueta y Alba hoy, enterraron cualquier inicio de recuperación. Son un montón de dones en medio de una guerra. Sin armas, ni refugio. Con más pasado que futuro.

…y 7- Chile tiene una deuda con la historia, con su hinchada, y con ellos mismos. Esta es la primera de las emociones que tendrán en el torneo. Si la responsabilidad, el deseo y la impecable ejecución de las ideas de Sampaoli se mantienen en cancha, el final de esta historia podría ser hermoso, y es que al final, el fútbol no se trata de resultados, se trata de demostrar a través de ideas y de funcionamientos, lo valioso que es tener un grupo convencido. Y aunque suene paradójico, en El Maracana jugaron dos equipos convencidos, uno de la necesidad de dejar huella en este Mundial y otro convencido de que por más hermoso que haya sido el pasado, el final siempre llegará.

Geoff I. Hernández 

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