
2- Prandelli y su clan siciliano no merecían pasar a octavos. El
fútbol con el que sobrevivían, nacía de los pies del ‘Poeta de las noches
nubladas’, Andrea Pirlo y nada más, y eso lo conocía a plenitud Tabárez. Cuando
le carcomes los tobillos al ‘21’, y le secuestras los posibles receptores, no
hay fútbol en Italia. Verrati lo intentó, gambeteó, encaró y en un par de
ocasiones pisó el área, pero sin asociaciones ni desmarque de rupturas sólidos
de tus laterales, es complicado profundizar desde el círculo central. De
Sciglio y Darmian lo intentaron, pero es necesario mucho más que intentar
cuando Pereira y la mejor versión de Martín Cáceres te cubren los costados.
3- Contra Inglaterra fueron Arévalo y Suárez. Hoy Cáceres y la pareja
perfecta (Godín-Jiménez) fueron el alma de Uruguay, que no ha cambiado nada
desde hace seis años. El esfuerzo y la solidaridad son la materia prima de esta
empresa que produce hazañas, tras hazañas sin sorprender ni vivir en la fantasía.
Es una cuestión de fe. Obligar al rival a jugar de la forma que deseas, es un logro
no aparecido en ninguna estadística. A eso apela Tabárez. Al potrero. A lo
ríspido. A situar al enemigo lo más lejos de las provisiones posible. Álvaro
González permutaba como rayo a cada rato con el Gran Cáceres. Se cansaron de
frenarlo a Marchisio y de incomodar al solitario Mario Balotelli, que todo el
primer tiempo lo jugó de espalda al arco y sin esperanzas, que es lo peor.
4- La expulsión injusta de Marchisio por parte del mexicano Rodríguez
condiciona. Es verdad. Pero de allí, a creer que la derrota de Italia fue
producto a eso, jamás. Claudio, aparte de tener alusiones en el primer juego, y
anotar contra Inglaterra, no hizo nada más en el Mundial. Inmobile, el ‘Dibujante’,
ni siquiera tuvo una clara, y no es su culpa, simplemente, la agonía al momento
de elaborar por Italia los obligaba a retrasarse e intentar encarar desde una
zona que no es para delanteros, y si a eso le adhieres la perfección de Jiménez
y Godín el final era predecible.
5- El Faraón. El líder de la generación más hermosa que ha tenido
Uruguay en el fútbol moderno. El mismo que sepultó al Barcelona y estremeció al
Madrid, hoy fue el verdugo de otro
gigante. Es como si estuviese escogido para los momentos de gloria. Ubicación.
Coraje, dinamismo y fuerza. Eso es Diego Godín.
6- …y recordar que fueron campeones del mundo en el 2006. Hoy, ocho
años después, dos campeonatos han pasado donde Italia, dueña de un fútbol
tristísimo y espeso, se aleja del trofeo en la primera ronda. Hay talento, y es
lo que más entristece, lo que no termina de aparecer es el esfuerzo, la
convicción y la responsabilidad. Y es simple. Estos tres ingredientes que
requiere la gloria, solo es impulsado por un líder lleno de ideas y
fundamentos. Prandelli es todo lo contrario.
…y 7- El cielo es el límite cuando el esfuerzo está por delante. A
diferencia de España, Uruguay es una familia. Una conjunción de esfuerzos y de
identidad que sobrepasa cualquier estándar de entendimiento. Besaron el
infierno y renacieron, y eso solo lo hacen los grandes. Gracias por tanto,
guerreros indomables.
Geoff I.
Hernández.
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